Más temprano que tarde, la mayoría de las controversias que se susciten en torno a los candidatos y candidatas de Nuevo León deberán pasar, no sólo por el escrutinio público de la Comisión Estatal Electoral Nuevo León(CEE), sino también por la siguiente instancia que resulta ser el #TribunalEstatalElectoral.
Ese órgano, que ya demostró una y otra vez que tiene todo menos #autonomía, ya afiló el cuchillo para decidir, junto a quienes han impuesto los cargos a los magistrados, a quien sí y a quien no le impartirán justicia real en el proceso que se avecina.
Para nadie es un secreto que dicho Tribunal quedó totalmente desgastado en el proceso de 2018, ya que, debió de sortear innumerables procesos, donde se destacan los de #Guadalupe y #Monterrey, ¡emblemáticos! que dejaron bastantes dudas en el ciudadano.
Nada ha cambiado en dicho tribunal, sólo un nombre, ahora la presidenta es mujer, pero al igual que su antecesor, proviene de acuerdos políticos que impusieron su cargo para mantener control sobre las elecciones.
Entonces, en la materia electoral nadie puede esperar nada imparcial de un órgano que se compone de “#dádivas” y “favores políticos” para accesar a los cargos de ese órgano colegiado.
Para dejarlo más claro, cualquiera que aspire a ganar en 2021 deberá de ser por una abrumadora ventaja o correrá el riesgo de que el #PRIAN, a través de sus magistrados, les arrebate el triunfo.
Avisados están y aquí, de nuevo, opera el famoso, ¡de nada, señores y señoras!