Kamala Harris y Donald Trump han adoptado enfoques completamente opuestos para prepararse para el próximo debate presidencial.

 

Mientras Harris se ha recluido en un hotel de Pittsburgh para perfeccionar respuestas concretas y bien estructuradas, Trump ha optado por no realizar un estudio formal, confiando en su capacidad para improvisar en el escenario.

 

La campaña de Harris se enfoca en captar a la clase media y proyectarse como una líder fuerte, mientras que Trump se mantiene firme en su estrategia habitual, citando a Mike Tyson para justificar su enfoque espontáneo.

 

Ambos candidatos se preparan para un encuentro clave que podría definir el curso de la contienda.

 

Harris, apoyada por un equipo de asesores experimentados, planea contrarrestar los ataques y tergiversaciones de Trump, mientras que el expresidente descarta la necesidad de una preparación tradicional, confiando en su habilidad para manejar la situación en tiempo real.

 

El debate promete ser un momento crucial en una carrera electoral sumamente disputada.