POR: DON MAQUI
La diplomacia no se mide en discursos ni en promesas, sino en resultados tangibles y en esta partida de ajedrez geopolítico, Claudia Sheinbaum acaba de mover la reina con precisión quirúrgica, en menos de 24 horas, la Presidenta mexicana logró lo que parecía imposible, frenar, aunque sea temporalmente, la embestida arancelaria de Donald Trump, un hombre acostumbrado a doblar a sus adversarios sin miramientos.
Pero no se equivoquen, aquí no hubo sumisión ni concesión gratuita, la pausa de un mes en los aranceles del 25% es mucho más que un respiro: es tiempo ganado, un margen de maniobra clave en la antesala de negociaciones que definirán el futuro económico de México. Y todo, sin ceder en lo fundamental.
El Arte de la Negociación Express.
La inmediatez con la que Sheinbaum movió las piezas es digna de análisis, Trump había dado un ultimátum y México respondió con velocidad de vértigo, en cuestión de horas, la Presidenta no solo logró una llamada directa con el republicano, sino que además estableció términos que permiten equilibrar la balanza.
La estrategia fue clara, conceder en lo necesario para desactivar la amenaza inmediata y, al mismo tiempo, colocar sobre la mesa un compromiso mutuo, México desplegará 10 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte, sí, pero a cambio, Estados Unidos se compromete (al menos en el discurso de Sheinbaum) a frenar el tráfico de armas hacia el sur, un punto neurálgico que, aunque no aparece en la narrativa de Trump, sigue siendo una victoria simbólica para la administración mexicana.
Dos Versiones, Un Solo Acuerdo.
Y aquí es donde entra el juego de percepciones, mientras Sheinbaum presenta el acuerdo como una colaboración en igualdad de condiciones (un “toma y daca” entre socios estratégicos), Trump lo vende en clave de control migratorio y combate al fentanilo, en su versión, los 10 mil soldados mexicanos no solo enfrentarán a los cárteles, sino también a los migrantes irregulares, un mensaje hecho a la medida de su base electoral.
Lo interesante es que, al final del día, ambos mandatarios obtienen lo que necesitan, Sheinbaum se proyecta como una líder eficaz que evitó un golpe económico brutal, y Trump capitaliza la narrativa de “mano dura” contra el fentanilo y la migración, win-win.
México en el Tablero Global.
El trasfondo de este acuerdo revela algo aún más importante, México no está en una posición de debilidad, como en otros tiempos, hoy, la Casa Blanca de Trump no puede ignorar a su vecino del sur, a urgencia con la que se resolvió este impasse demuestra que Washington no puede simplemente imponer sus condiciones sin resistencia.
Por ahora, Sheinbaum ha demostrado que sabe jugar en las grandes ligas y que puede hablar de tú a tú con un Trump en campaña, algo que no es poca cosa, falta ver qué ocurre en las negociaciones venideras, pero si algo ha quedado claro es que, al menos hoy, México se sentó en la mesa como un socio y no como un subordinado.
La política es el arte de lo posible, y en este episodio, Sheinbaum ha sabido manejar los tiempos y las circunstancias a su favor, la pregunta es, ¿Será este el primer movimiento de una estrategia mayor o solo una jugada para contener el fuego?
El tiempo lo dirá.