POR: DON MAQUI
En la voz pausada pero firme de la Presidenta Claudia Sheinbaum retumbó un mensaje que va más allá de la simple retórica, es un aviso de control, de reconstrucción y de poder presidencial ejercido con mano de hierro bajo guante de terciopelo.
En su reciente conferencia matutina, Sheinbaum, con esa cautela que la caracteriza, pero sin titubeos, lanzó un recordatorio quirúrgico a la militancia de Morena, no al nepotismo, no a la reelección descarada, no a la parafernalia del poder, lo hizo como quien da una “humilde opinión” pero todo en política es forma y fondo, y aquí el fondo grita más fuerte que las palabras.
No es casualidad que la Presidenta, en momentos en que empiezan a florecer campañas anticipadas, impulsos dinásticos y nuevos cacicazgos dentro de Morena, haya decidido mover el tablero, el partido fundado en los ideales de la austeridad y el combate a la corrupción comienza a mostrar tentaciones de casta, y Claudia, que lo entiende bien, sabe que quien domine la sucesión interna dominará el futuro.
En su carta a la dirigencia, Sheinbaum exige reglas claras para el 2027, sin apellidos hereditarios, sin derroches ofensivos, sin frivolidad, quiere reconstruir el relato moral de la 4T, ese que ya se ve desgastado por los excesos de algunos cuadros, no es sólo un llamado, es un ajuste de cuentas preventivo.
El mensaje también es claro para los grupos internos, no se permitirá que nuevas tribus tomen vuelo antes de tiempo, Sheinbaum busca desarticular cualquier estructura paralela de poder que ponga en riesgo la gobernabilidad dentro del partido y, por extensión, del país, la mano presidencial, aunque envuelta en términos de “humilde militancia”, pesa toneladas y corta de tajo cualquier intento de autonomías prematuras.
Más allá de los gestos de cordialidad y de las formas, el golpe de autoridad de Claudia impactará directamente en la elección de 2027, pero sobre todo en la elección de 2030, donde verdaderamente se jugará la continuidad del proyecto, al imponer disciplina ahora, asegura que Morena siga siendo el instrumento del poder presidencial y no el refugio de caudillos y mercaderes de cargos.
La Presidenta no improvisa, la Presidenta actúa y Morena, si quiere sobrevivir bajo su manto, deberá recordar de dónde vino… o enfrentarse a un silencioso, pero implacable, ostracismo.