El Papa León XIV celebró su primera misa como pontífice en la Capilla Sixtina, donde expresó su preocupación por la percepción actual de la fe cristiana, durante su homilía, lamentó que en muchos contextos la fe sea considerada absurda y propia de personas débiles o poco inteligentes.
Señaló que en la sociedad contemporánea se valoran más otras seguridades como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer, lo que dificulta testimoniar y anunciar el Evangelio.
León XIV destacó que estos ambientes, donde se ridiculiza o desprecia a quienes creen, son precisamente los lugares donde la misión evangelizadora es más urgente, advirtió que la falta de fe conlleva dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia y la violación de la dignidad de las personas, así como la crisis de la familia y otras heridas que causan sufrimiento en la sociedad.
Además, criticó la visión reducida de Jesús como un mero líder carismático o superhombre, una perspectiva que, según él, lleva a muchos bautizados a vivir un ateísmo práctico, el Papa instó a los miembros de la Iglesia a dar testimonio de una fe gozosa en Jesús Salvador, siguiendo el ejemplo del papa Francisco.
Concluyó afirmando que la Iglesia debe iluminar las noches oscuras del mundo, reafirmando su compromiso con la misión evangelizadora en tiempos desafiantes.