POR: DON MAQUI

Parece que los políticos no tienen llenadera y uno de ellos es Pedro Garza Treviño, que en el pasado reciente argumentaba que la elección de Guadalupe la había ganado y sin embargo, nada hizo para defender su teoría que sólo quedó en eso un juego de palabras que jamás llevó a ningún lado al ex candidato, bueno si, en realidad sí lo llevó a algún lado, obtener por segunda ocasión migajas de su partido al considerarlo candidato a diputado federal en un distrito en donde el premio de consolación por apoyar a quien lo dejó morir en su disputa del pasado es obligado.

Nos dicen de Pedro Garza, que hace muchos años perdió la dignidad desde el momento en que permitió que no se le tomara en cuenta durante más de 15 años para disputar de nueva cuenta la alcaldía, y que se les diera oportunidad a personajes perdedores como el propio Alfonso Robledo, Julián Hernández o Chema Elizondo.

El hambre de poder siempre está presente en los políticos de profesión como Garza Treviño, de quien se dice sostiene negocios muy fructíferos con la Universidad Autónoma de Nuevo León y con distintos municipios de este Estado a través de su empresa privada, y que por supuesto, los mal pensados aseguran que lo hace bajo el amparo de su nombre y de lo que ha sido y seguirá siendo en la política.

La mayoría de la gente que creían Pedro Garza perdió la fe cuando creyeron que no hizo lo suficiente para defender su supuesto triunfo, pero más desilusionados quedarán ahora cuando la mayoría se entere que decidió ceder la posibilidad de ser candidato del Movimiento Ciudadano por aceptar migajas de su partido.

Es una lástima lo del último alcalde que ha tenido el Partido Acción Nacional en Guadalupe, un talento desperdiciado por buscar siempre la certeza del cargo para seguir aparentemente lucrando con sus negocios, bueno, eso es lo que nos relata gente que trabajó muy de cerca en la reciente campaña con el hermano Pedro como nos dijo le llamaban.