POR: DON MAQUI

Este domingo será todo menos un día cualquiera para Morena, no será un simple Consejo Nacional más, será el momento en que la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se erija como la gran arquitecta del nuevo orden político interno, marcando el antes y el después de su movimiento.

Con mano firme, mirada larga y palabra de acero, trazará las líneas que redefinirán lo que significa ser parte de la Cuarta Transformación.

Porque mientras en el Senado y en la Cámara de Diputados los caciques de siempre (léase Adán Augusto López y Ricardo Monreal), torpedearon cualquier intento por acabar con el nepotismo y la reelección, Sheinbaum decidió ir por la libre, y lo hará con contundencia: prohibirá, desde los estatutos de su partido, que hermanos, hijos, esposas o compadres hereden el poder como si fuera patrimonio familiar, tampoco habrá reelección inmediata, Morena, con esta reforma, se convertirá en el primer partido del país en aplicarse una cirugía mayor, la que tantos otros rehúyen porque implica renunciar al confort del poder perpetuo.

Pero ahí no termina, en ese cónclave morenista, también se pondrá fin al espectáculo decadente de los “nuevos ricos” de la política: se acabaron los vehículos de lujo, los viajes en primera clase, las joyas y los trajes de diseñador pagados con dinero público, la Presidenta ha sido clara: quien quiera figurar en Morena, deberá hacerlo con humildad, sin ostentación, sin caer en la parafernalia del poder que tanto criticaron cuando eran oposición, no más disfraces de pueblo con cuentas de élite.

Este consejo no será solo un acto administrativo, será un parteaguas, una refundación moral, una declaración de principios hecha acción, Claudia Sheinbaum, la estadista, pondrá orden donde muchos sólo han simulado liderazgo, y mientras algunos se atrincheran para cuidar sus intereses, ella le apostará a limpiar la casa antes de que la suciedad lo inunde todo.

La nueva etapa de Morena ya tiene arquitecta, tiene brújula, y sobre todo tiene agallas, se llama Claudia Sheinbaum.

Y que no se equivoquen los que aún creen que pueden usar al partido como agencia de colocación o negocio familiar, ¡hoy se les acaba la fiesta!, porque la Cuarta Transformación también llegó al corazón de Morena, y ahí manda una mujer que no está dispuesta a compartir el poder con el cinismo.