Philadelphia se tiñó de verde en un festejo desbordado de pasión y orgullo, Jeffrey Lurie, dueño de los Eagles, encabezó el desfile por Broad Street, que culminó en la explanada del Museo de Arte, frente a la emblemática estatua de Rocky Balboa.
“No hay palabras para describir esto. Es surrealista e increíble”, expresó Lurie, conmovido por la devoción de los fanáticos, quienes desde la noche anterior aseguraron su lugar para ovacionar a los campeones del Super Bowl LIX.
Pero no todo fue celebración, el resentimiento hacia los Chiefs estuvo presente en cada esquina, la afición de los Eagles, conocida por su intensidad, llevó su rivalidad con Patrick Mahomes al extremo: algunos seguidores asaron un cerdo con el número 15 marcado en su piel, en clara referencia al mariscal de campo de Kansas City, además, el defensivo C.J. Gardner-Johnson avivó la controversia al portar una sudadera con un mensaje burlón dirigido a la afición rival, lo que generó aún más reacciones entre los asistentes.
Los jugadores, enardecidos por el triunfo, se entregaron al desenfreno, Grant Calcaterra acaparó reflectores al hacer estallar dos latas de cerveza antes de lanzarlas al aire, provocando la ovación del público.
Saquon Barkley, portando una imponente cadena de diamantes con su número 26, resumió el sentimiento del equipo: “Es el día más importante. Nuestro ego y energía se centraron en ganar el campeonato y sabemos que pudimos hacerlo”, con la promesa de Nick Sirianni de buscar otro trofeo Lombardi, Philadelphia dejó claro que su hambre de gloria sigue intacta.