POR: DON MAQUI
Parecía chiste, pero ahora es anécdota como se dice hace ya casi un año que la pandemia nos ha robado no sólo vidas de familiares, amigos y conocidos, también se ha llevado consigo nuestra propia vida dicho esto, en estricto sentido del día a día que vivíamos todos en forma natural.
Quien de nosotros no conoce a un pequeño, mediano empresario, o bien un comerciante, prestador de servicios profesionales, independiente o simplemente alguna empresa que ha quebrado sus finanzas debido al Covid.
Hemos padecido dichas circunstancias todos en este país, y hablando especialmente de Nuevo León, hemos tenido que conformarnos con un confinamiento al que no estamos habituados debido a que las costumbres de nuestro querido Monterrey y sus alrededores, es de festivos por naturaleza.
Por ello, los comercios locales se sostenían muchos de ellos en cada ocasión especial que aquí celebramos, el día del padre, el día de la madre, el día del estudiante, el 16 de septiembre, la Navidad y el fin de año, el Año Nuevo, el día de rosca de Reyes, y por supuesto para todos los fieles creyentes del amor el 14 de febrero.
Todo eso debió de posponerse para una época mejor, y por tanto, la afectación a quienes subsistían gracias a esos días de vendimias los tiene al borde de la desolación, socialmente estamos perdidos, sin brújula y no sabemos cuándo regresaremos a la normalidad, ello provoca según estudios de la propia Organización Mundial de la Salud inconsistencias en el comportamiento y ataques de ansiedad en las personas.
Urge como pocos creíamos algún día que esto termine y volver a la normalidad, parece que el pueblo está cansado del encierro y esto a denotado hartazgo en la relaciones personales, y más aún ha provocado violencia familiar en los hogares, por el bien de todos ojalá y que pronto terminemos con esta pesadilla que nos tienen encerrados y malhumorados.