En las últimas dos décadas, la periferia de Monterrey ha experimentado un crecimiento acelerado que ha dejado saturadas sus principales vías de acceso.

 

Municipios como Pesquería y Zuazua son ejemplos claros de esta expansión descontrolada. Tan solo entre 2010 y 2020, la población de estas zonas no metropolitanas creció un 240%, pasando de 149 mil habitantes a más de medio millón.

 

Sin embargo, este crecimiento demográfico no ha ido acompañado de una mejora en la infraestructura, lo que genera embotellamientos constantes y problemas de movilidad tanto para automovilistas como para usuarios del transporte público.

 

El impacto de esta expansión desordenada recae principalmente en los sectores más vulnerables, como los niños, quienes enfrentan mayores dificultades para acceder a servicios básicos y espacios adecuados.

 

Mientras nuevas colonias se siguen construyendo para atender la creciente demanda de vivienda, la brecha entre el desarrollo urbano y la provisión de servicios continúa ampliándose, marcando un desafío urgente para las autoridades locales.