Por: Don Maqui
Por primera vez en casi dos años de su gobierno Andrés Manuel López Obrador ha recibido un duro golpe mediático y con alta dosis de calidad moral para criticarlo.
No hay distingo de colores, no hay línea partidista, no hay truco detrás de esa manifestación, si bien es cierto, siempre esos movimientos se ven opacados por el oportunismo de algunos, al menos a hoy, ese cáncer no apareció en los más de 650 firmantes.
La queja es unánime y parece una constante contra La Cuarta, el uso faccioso de la #UIF (Unidad de Inteligencia Financiera) para muestra el botón de Delicias, Chihuahua.
En esa localidad se ha congelado cuentas, acusan los afectados que como medida de presión por las manifestaciones legales y ajustadas a un reclamo legítimo de conservar el agua para sus usos particulares.
No es la primera vez en la triste historia de este golpeado país que las instituciones son usadas como ariete de ataque del Presidente en turno, antes fue la temible Lolita (así llamada la Secretaría de Hacienda), antes también la Procuraduría General de la República y así el uso de la fuerza gubernamental para lograr acallar o bien negociar silencios cómplices de actores de la sociedad civil.
Los Intelectuales acusan con elocuencia que esos tiempos de las peores prácticas “#gangsteriles” han vuelto y mejoradas para perjuicio de quien tenga la osadía de pensar distinto a la cuarta.
No queda más que aguardar que este triste episodio de utilización del aparato sea falso, que en realidad las condiciones son malas coincidencias y que todo es una mala interpretación de cómo están evolucionando las cosas en perjuicio de la sociedad civil.
Recemos porque no volvamos a los tiempos de las represiones de manifestaciones con la fuerza pública, peor aún, a las matanzas a diestra y siniestra.
Por el bien de #México, anhelamos que López #Obrador comprenda pronto que si no es el quien ordena usar aparato de gobierno contra sus opositores, entonces debe frenar esas prácticas, porque si no lo hace, seguro estoy que el país se le puede salir de control.
De nada le servirán los 30 millones de votos que lo llevaron al poder, que se dice con insistencia que a estas alturas ya no son ni la mitad.
Veamos cómo se desarrolla todo esto.