Por: José L. Mendoza De Anda.  Director de Análisis e Investigación.

Cada vez más se normaliza el chapulineo, se ve como una forma de equilibrio democrático olvidando todo principio de legitimidad, pareciera que ante la falta de candados para eliminar esta figura, legisladores y políticos en general se aprovechan de ello para saciar sus propios intereses.

Sin razón aparente más que la propia es como diputados locales han demostrado lo poco que les importan sus ideologías, sus electores, los ciudadanos que los eligieron para representarlos.

En días recientes el Congreso del Estado sufrió uno de los sucesos más icónicos en la historia moderna de aquel Honorable recinto, pues, ante cualquier pronostico los cambios se venían dando en las bancadas legislativas, lo que llegó aparentar una clase de Draft por sumar curules a cualquier costo, incluso el político; pues a dos años de las próximas elecciones y en inicio de periodo legislativo del segundo año de ejercicio, diferentes diputados decidieron abandonar su moralidad, ideales, principios e intereses colectivos para saciar sus arca: a billetazos se unieron a diversas bancadas.

La cambiadera iniciaría con los legisladores más jóvenes, que en ciencia cierta deberían ser los más puritanos, pero no, no fue así: Tabita y Bonifacio decidieron dejar a sus respectivas bancadas para sumarse a Movimiento Ciudadano, dando así inicio a una guerra de poder dentro del Congreso del Estado.

No bastando este primer movimiento, el coqueteo con Marco González fue notorio, pero, pasando un par de días decidiría que su mejor opción sería Morena. Misma suerte seguiría el diputado Melchor Heredia, siendo este, una verdadera aberración de la forma de hacer política, nomás hay que recordar que este llegaría con el extinto PES, se sumaría al PRI y posteriormente llegaría con Morena. Así es, una verdadera burla.

La renuncia de estos dos personajes ponía en cierta desventaja a Paco Cienfuegos, quien permitió que se le fugaran dos curules, pero que a la primera de cambio enseñó su colmillo largo y retorcido, muy retorcido, mostrando así el AS bajo la manga que tenía bien guardo el Coordinador de diputado del PRI.

Cienfuegos, experimentado en el golpeteo político mandó llamar a los amigos y sumó a 2 diputados del Partido del Trabajo: Zeferino Juárez y Esperanza Rodríguez que no pusieron pero alguno y se unieron a su causa, pero no quedaría ahí la cosa. Sorpresivamente aún quedaría un movimiento más que hacer, ahora sería el turno de desaparecer al PES, obligando a Carlos Leal a renunciar y poner a su suplente quien pactado juró amor eterno al flamante coordinador y por supuesto al mismo PRI.

Así son las cosas queridos lectores, no hay duda de que los principios éticos aquí en la política no funcionan, los intereses personales superan a los colectivos y más cuando el idioma del dinero es tan universal que si tienes chequera abierta puedes conseguir cualquier propósito que te imagines.

Por mientras el PRI ya demostró su poder, Morena ya demostró que está debilitado y fragmentado, un partido ya desapareció (PES), uno más busco rejuvenecerse (MC), uno mostró como jugará (PT) y otros varios están en la cuerda floja (PVEM y PANAL).

No se olviden de quienes los abandonaron, no olviden sus caras, pues tengan por seguro que los buscarán para de nuevo ir por su voto. No los olviden.