“Es genial estar en este maldito escenario, no tienen idea”, fueron las palabras con las que Ozzy Osbourne cerró más de cinco décadas de historia musical, el llamado “Príncipe de las tinieblas” ofreció su última presentación en Villa Park, Birmingham, en un espectáculo cargado de simbolismo y nostalgia, desde su aparición en un trono con forma de murciélago hasta su mirada fija y maquillaje oscuro que evocaron sus mejores tiempos.

 

A sus 76 años y afectado por el Parkinson, Osbourne fue elevado al escenario mediante una plataforma oculta, mientras resonaban los coros de “Carmina Burana”, sentado en su trono, abrió su participación como solista con “I don’t know”, seguida de “Mr. Crowley” y “Suicide Solution”, acompañado por Tommy Clufetos, Mike Inez, Adam Wakeman y Zakk Wylde, más de 40 mil asistentes ovacionaron al ícono, quien se mostró firme, con la voz intacta y la actitud intacta que lo hizo leyenda.

 

El evento “Back to the Beginning” reunió a más de 10 bandas, entre ellas Metallica, Pantera, Tool y Guns N’ Roses, bajo la conducción del actor Jason Momoa.

 

Durante la jornada, hubo fallos técnicos en la transmisión, pero la energía no decayó, destacó la participación de Steven Tyler, Ronnie Wood, Rudy Sarzo y Travis Barker, quienes sorprendieron con un ensamble inédito de clásicos del rock.

 

La noche culminó con la actuación de Black Sabbath, banda que llevó a Ozzy a la fama en los años 70, Metallica y Guns N’ Roses rindieron homenaje con versiones propias de canciones del legendario grupo, entre ovaciones y guitarras, se cerró el ciclo de uno de los íconos más influyentes de la historia del metal.