POR: DON MAQUI

No todo en la #política es regateo, zancadilla o simulación, a veces (muy de vez en cuando) asoma la voluntad, el trabajo con causa, la visión a largo plazo, y esta semana, desde el corazón del #DIF Capullos, se inauguró un proyecto que rompe moldes y hace historia: Villa Bebés, no es un símbolo, es una declaración.

Hay que decirlo sin regateo: Mariana Rodríguez ha hecho en dos años lo que muchas “primeras damas” no hicieron en décadas, ni para la foto, ni para la flor, Villa Bebés es el resultado de una visión que se empeñó en humanizar el sistema, no maquillar el abandono, y ese es mérito puro de quien ha hecho del afecto una política pública.

Este nuevo centro no es una guardería ampliada, ni un anexo al DIF, es una infraestructura de primer mundo, diseñada para proteger, atender y acompañar a los más pequeños en los momentos más difíciles de sus vidas, dos pisos, más de 3 mil metros cuadrados, salones adaptados, cuneros, áreas para mamás adolescentes, atención médica, psicológica, educativa… todo pensado para que esos niños (que antes eran un expediente) hoy sean prioridad.

Y claro, detrás de cada sueño que se concreta, se necesita respaldo, ahí estuvo Samuel García, Gobernador con la pluma lista para firmar presupuestos y apoyar una causa que, a diferencia de otras muchas promesas políticas, tiene rostro, llanto, futuro, la dupla Mariana-Samuel, entre el amor y la administración, ha gestado un espacio que trasciende al sexenio.

Pero lo verdaderamente notable no es sólo la obra en cemento, es el cambio en el #enfoque: la infancia no como carga, sino como semilla, el bienestar de los bebés no como discurso, sino como estructura, en un país donde lo urgente aplasta lo importante, aquí se hizo lo importante con urgencia, y eso, créame usted, no se ve todos los días.

Villa Bebés no es una moda, no es marketing disfrazado, es una apuesta de fondo, una cuna de nueva política social, y lo decimos desde este rincón con mirada maquiavélica: cuando el poder se usa para cuidar al más indefenso, ese poder se vuelve legítimo.

Que lo sepan otros gobiernos: no se trata solo de inaugurar obras, sino de cambiar destinos, y para eso, hay que tener corazón, decisión y visión.