Por: Frida Rivera. Estudiante de Derecho del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey.

Desde que el documental “Hasta los dientes” salió a la luz pública, éste a sido proyectado en diversas ocasiones en el Tecnológico de Monterrey con el propósito de crear consciencia en nuestra comunidad de los sucesos que ocurrieron dentro de las instalaciones del campus aquella noche; en algunas ocasiones, con miembros del colectivo #TodosSomosJorgeyJavier y de los padres de las víctimas.

El caso de Jorge y Javier se estaba hablando de nuevo. Y lo más importante, los mismos alumnos estábamos creando espacios de diálogo para conversar sobre ello.

En un debate dentro de una clase, hubo una compañera que sacó un comentario muy interesante: ¿y si hubiera sido yo? ¿y si yo hubiera sido Jorge y Javier? ¿cómo sentirían mis papás que la institución a la que le confiaron mi educación nos diera la espalda e hiciera lo posible por ocultar lo que me sucedió? ¿qué sentirían mis amigos y amigas si conociendo los hechos, dentro del campus pareciera que todo sigue su curso habitual? ¿qué sentirían mis seres queridos si les dijeran que lo que me pasó fue un mero “daño colateral”? ¿qué sentirían al ser ignorados por las autoridades institucionales y judiciales? ¿cómo sería su reacción si en dos administraciones presidenciales nunca se esclareció la verdad y el discurso oficial era que fui “un criminal”?

Podríamos seguir preguntándonos sobre esos casos hipotéticos, pero es importante recordar la realidad.
Ya hubo un daño. No fue directamente a mi, pero dos padres de familia perdieron a sus hijos. La comunidad estudiantil del Tec perdió a dos estudiantes prestigiosos. No fue directamente a mi y no necesito que esperar a que eso suceda para tomar conciencia, exigir justicia y recordar su memoria.

La responsabilidad del caso de Jorge y Javier no termina con los miembros del ejercito que alteraron la escena del crimen, tampoco con los altos mandos, quienes son los que dictan las órdenes. Perdimos a dos estudiantes de excelencia de nuestra comunidad por culpa de una estrategia de seguridad que sólo sirvió como intento de legitimación de un presidente, una estrategia populista que nos hacía creer que se estaba combatiendo al narcotráfico, cuando lo único que se hizo fue ampliarlo.

Lo que considero más grave de esto, es que la unión que se había generado a causa del caso en nuestra comunidad, se dividió con tal de proteger a un personaje público que nunca dio la cara por nosotros.

Felipe Calderón iba a venir al Tecnológico de Monterrey con invitación de estudiantes a formar parte del Simposio de Derecho, como si éste tuviera el peso moral de inspirar o de brindar herramientas a los alumnos a ejercer la abogacía y la función pública de manera ética respetando la cultura de la legalidad, que es uno de los objetivos de dicho evento.

La sociedad de alumnos y las mismas autoridades del Tec se respaldaron en que “se busca fomentar la diversidad de ideas”, cuando hemos tenido experiencias pasadas en donde a políticos con pasado cuestionable, lo único que se les hace es darle foro abierto para promocionarse a sí mismos, ¿o no, Ricardo Anaya?

La organización RedesQuintoPoder hizo una comparación muy adecuada de los hechos: si tanto les interesa la diversidad de ideas, ¿por qué rechazaron y pidieron la destitución de Pedro Salmerón cuando sólo estaba expresando su forma de pensar?

Rosa Mercado, madre de Jorge agradeció el apoyo que ha recibido y rechazó el que el ex presidente visitara el campus donde su hijo fue asesinado. Este comentario, junto con otras 14,000 firmas y miles de comentarios negativos en su contra, lograron que Felipe Calderón declinara su invitación a la ponencia magistral.

Esto deja una enseñanza muy importante al interior y al exterior del Tec. Por una parte, que unidos podemos lograr nuestros objetivos. Por otra, dejamos muy en claro que somos una generación crítica que no olvidará los sucesos que nos han marcado como sociedad y que continuará luchando por justicia.

Jorge y Javier siempre en nuestra memoria.

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