Hoy los panistas se han jactado de puritanos al creer su propio cuento como verdad histórica.
Acusando que las alcaldías de Monterrey y Guadalupe se les robaron los panistas levantaron un altar de muertos en las instalaciones del Comité Municipal de Monterrey, sin duda el lugar perfecto para decir que la democracia murió.
Darse golpes de pecho es cosa fácil, se les olvida que ellos mismos desde hace años vendieron posiciones al mejor postor y se han dedicado en la época moderna de garantizar derrotas para triunfos de la perserversa Santísima Trinidad.
Se han dedicado desde los últimos 10 años de desaparecer a aquellos que piensan diferente y no se someten a un Partido de basquetbol que decida el futuro político de un ser; oprimiendo a todo aquel que sea pensante y racional de una vida política sana.
El discurso supera a la realidad, una ficción que quieren pasarla como histórica, sin embargo, han sido estos mismos panistas que hoy se presentan a “luchar” por “la muerte de la democracia” quienes vendieron voluntades y apostaron sus cartas de neocúpula a perder.