En la esquina entre las avenidas Padre Mier y Cuauhtémoc yace una estructura que no cambia, no lo restauran, no se jubila ni lo derriban y sigue manteniendo su presencia en el primer cuadro de Monterrey.
El inmueble fue construido con la finalidad de albergar una cadena de pizzas que pretendía tener ahí sus oficinas durante la década de los 80s.
A más de 30 años del inicio de su construcción, el edificio se mantiene de pie y se ha vuelto un lugar ya emblemático del centro de la ciudad.
Varias versiones respecto a inconclusión del inmueble circulan en internet, sin embargo, dos son las que han trascendido en la comunidad regiomontana.
La primera es que la cadena de pizzas no pudo costear la operación de la obra debido a una pérdida de ingresos ante la apertura de nuevos restaurantes nacionales y extranjeros.
La otra señala que las autoridades aplicaron una suspensión a la obra porque excedía del número de pisos que se le habían permitido autorizado construir y los propietarios no pudieron cubrir la multa.
Aunque esta obra está inconclusa, ha tenido funcionalidad en algunos lapsos de su historia.
Como, por ejemplo, antes de que las autoridades bloquearan los accesos, existieron reportes de que en el sitio se llevaban a cabo fiestas hasta altas horas de la noche. También lo usaron como estandarte para colgar publicidad política, como fue el caso del priísta Rodrigo Medina.
Aun y cuando en la zona ya se encuentran edificios ya modernos como el Pabellón y Centro Cuauhtémoc, no parece que algún empresario esté interesado en reanudar con la construcción del inmueble.