Por: Don Maqui
Que sentirá el exaspirante a la silla presidencial Ricardo Anaya Cortés, de ver que uno de sus alfiles de tercera fila como Marko Cortés, ha olvidado muy pronto que gracias al PRI Oficial México, que le lanzó con todo a la PGR en plena campaña con acusaciones infundadas perdieron la oportunidad de ganar la presidencia de la República, ya que, en ese momento con la acción emprendida por Enrique Peña Nieto en contubernio, se dice, con Andrés Manuel López Obrador frenaron el crecimiento impresionante que venía sosteniendo Ricky Riquín Canallín.
Sólo unos cuantos se atrevieron el día de ayer a rebelarse contra lo que consideran una aberración electoral de aliarse con el PRI que tanto daño le hizo a su partido, uno de ellos fue Damián Cepeda hijo político precisamente de Ricardo Anaya, heredero de sus glorias al quedarse como dirigente nacional panista cuando aquel asumió el cargo de candidato a la presidencia.
Fue quien defendió el día de ayer el honor que el Partido Acción Nacional tenía aun antes de aliarse con el PRI, al señalar que era imperdonable que a quien los persiguió con toda la fuerza del Estado como si fueran delincuentes, hoy le levantarán la mano.
También Javier Corral, sostuvo que era imposible pensar que el populismo de Andrés Manuel López Obrador se puede combatir aliándose con quienes son los creadores de Morena puros expriistas, además se dijo en ese cónclave panista que como se haría para olvidar todos los casos de corrupción habidos y por haber del PRI, uno de ellos el de Lozoya y de tantos gobernadores más.
De nada sirvió que dos panistas o tres o cinco valientes salieran a cuestionar, la decisión estaba tomada hacia el matrimonio PAN-PRI.