POR: DON MAQUI
A veces, en la política mexicana, uno pensaría que los Diputados necesitan que les firmen una boleta de autorización para hacer su trabajo, así parece entenderlo Lorena de la Garza, quien celebró con entusiasmo que la Presidenta Claudia Sheinbaum le diera “luz verde” al Congreso de Nuevo León, para continuar con los juicios políticos contra Samuel García.
Porque, con las declaraciones de la Presi de Anticorrupción del Congreso “sugiere” que hasta que no vino la validación desde Palacio Nacional, el Legislativo no parecía muy seguro de qué hacer.
La Diputada priista, con tono solemne, declaró que “Nuevo León merece justicia” y que la impunidad no puede normalizarse, lo que no queda claro es si también cree que la autonomía del Congreso es opcional o si en realidad siempre estuvo esperando un visto bueno de la nueva administración federal, porque, si es cierto que el Congreso tiene facultades para enjuiciar políticamente a un Gobernador en funciones, ¿entonces por qué necesitaba que la Presidenta dijera que sí se puede?.
Pero el momento verdaderamente estelar de su intervención llega cuando trata de explicar, con una complejidad que haría envidiar a cualquier personaje de “Cantinflas”, el significado de un juicio político:
“El juicio político, como su nombre lo indica, es político, porque se hace para las autoridades que se encuentran en ese momento en funciones, pero como bien lo dijo la Presidenta, si hay temas penales esos son temas de otra índole, pero la sanción del juicio político es una sanción de carácter político, sí, eso nunca lo hemos negado.”
Un momento de silencio, por favor, para tratar de descifrar esta “joya” del pensamiento legislativo.
Primero, la Diputada se toma la molestia de aclararnos que un juicio político es político (lo cual, efectivamente, ya venía en el título), luego, para no dejar cabos sueltos, nos reitera que su sanción es… también política, y por si no quedó claro, remata: “sí, eso nunca lo hemos negado”, como si alguien estuviera ahí, con una lupa, tratando de encontrar un argumento oculto en su laberinto de palabras.
No es la primera vez que un legislador se enreda en su propio discurso, pero lo de Lorena de la Garza es digno de una mención especial, porque no sólo nos recordó que lo político es político, sino que además, nos dejó con la duda de si el Congreso en verdad está ejerciendo su autonomía o si solo está esperando nuevas señales desde la Ciudad de México para avanzar en el camino que sí consideran conducente.
Al final, la Diputada se pregunta con dramatismo qué consideran “conducente” los legisladores de Morena: ¿estar del lado del pueblo o del lado del Gobernador? Tal vez la pregunta correcta sería otra: ¿Qué considera conducente la bancada del PRI? ¿Ejercer su función legislativa con independencia, o sólo moverse cuando les dicen que ya es políticamente seguro hacerlo?.
Porque si la justicia depende de permisos y de que alguien en la cúpula diga “ahora sí, procedan”, entonces lo que tenemos no es un Congreso, sino una oficina de trámites en espera de aprobación, y en ese caso, el juicio político podría ser político, sí, pero también un teatro donde todos esperan que alguien más escriba el guión.