POR: DON MAQUI

El 2027 se acerca como un desfile de máscaras y ambiciones, pero en las sombras se esconde una verdad que pocos se atreven a mirar: quienes hoy ostentan una curul y planean cambiarla por una Alcaldía o Gubernatura, podrían estar dejando atrás no un puesto… sino su protección.

La tentación del reflector, de un nuevo cargo, de una nueva boleta, se vuelve irresistible para más de un Diputado o Diputada, pero lo que no les dicen sus asesores, o no quieren escuchar, es que al renunciar a la reelección legislativa, renuncian también al fuero, y con ello se abren las puertas (de par en par) a la persecución, al juicio, al castigo.

La política nuevoleonesa se ha vuelto un terreno de rencores acumulados y venganzas postergadas, no hay perdón, sólo listas negras, ¿De verdad alguien cree que si el PAN o el PRI conquistan la Gubernatura, no buscarán procesar a Mike Flores, Miguel Sánchez o Sandra Pámanes? ¿O que si MC retiene el poder, no querrán ver a Lorena de la Garza o Perla Villarreal sentadas frente a un juez? Aquí nadie olvida, y menos en el poder.

Tampoco deberían confiarse aquellos que hoy habitan Palacio de Gobierno o los que desde sus Alcaldías ya se ven en la silla grande, que Samuel García y más de un alcalde en campaña permanente tendrían que recalcular su ruta, porque si el sueño les falla y sus enemigos ganan, no habrá reja suficiente para contener las vendettas políticas, y si creen que exageramos, basta ver a los dos últimos Gobernadores: Rodrigo Medina y “El Bronco”, ambos fueron procesados, ambos pisaron la cárcel, aunque haya sido “un rato”, la puerta del penal se les abrió… y se cerró tras ellos.

Los errores del pasado (un contrato dudoso, una omisión en comisiones, una declaración infeliz) un ataque personal o una persecución fiscal, se vuelven armas de guerra cuando se pierde el fuero, y en esta guerra, ya no se perdona: ¡se encarcela!.

Reelegirse como legislador puede sonar aburrido, incluso mediocre para quienes sueñan con el poder ejecutivo, pero es, hoy por hoy, el único escudo real, los que lo dejen atrás para perseguir el canto de las sirenas podrían despertar esposados.

Veremos, entonces, cuántos se animan a saltar al vacío sin red, porque el 2027 no será sólo un año electoral: será también un año de ajustes de cuentas, y el que llegue sin fuero… que rece por no tener enemigos con poder.

Quizá sea el momento de bajarse de su nube y ponerse a jalar por forjarse un manto protector con fuero de escudo.