El incremento persistente en los precios de los fármacos obliga a millones de hogares mexicanos a gastar más de su bolsillo para adquirir los tratamientos que necesitan.
De acuerdo con análisis recientes, el gasto que las familias destinan a medicamentos se ha más que duplicado en los últimos años, y buena parte de este problema se debe al desabasto en instituciones públicas así como al encarecimiento de medicamentos básicos para enfermedades crónico-degenerativas.
Especialistas advierten que esta situación no sólo afecta la economía familiar, sino también el acceso efectivo a tratamientos: cuando los costos suben, hay quienes deciden suspender o reducir dosis, cambiar a marcas más baratas o simplemente posponer la compra.
La población afectada reclama mayor atención en las políticas de salud pública, para que los mecanismos de abasto, regulación de precios y distribución funcionen de manera que los pacientes no tengan que asumir por completo el costo de su tratamiento.
