POR: DON MAQUI
Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum hace malabares para imponer orden en las huestes de Morena, en Chihuahua, Andrea Chávez parece decidida a ensayar su propio suicidio político… y en público.
No importó el jalón de orejas, la carta de “recomendaciones” ni el recado presidencial disfrazado de diplomacia: Andrea, terca y desafiante, anunció que seguirá utilizando sus famosas unidades móviles médicas, eso sí, ahora sin su cara bonita estampada en las lonas, como si borrar el retrato fuera suficiente para disfrazar lo que a todas luces es una campaña anticipada, ¡Qué ingenio revolucionario!
Más grave aún, la Senadora dejó claro que continuará con su “cruzada de salud”, una campaña que ni siquiera trata de ocultar, desafiando de frente la orden de la jefa suprema, porque aquí, que no nos vengan con cuentos, en Morena todavía no se sabe quién será el candidato o candidata en Chihuahua para 2027… pero ya se sabe perfectamente quién no será y todo indica que Andrea Chávez acaba de firmar su propio veto, estampado con tinta presidencial.
En política, la primera regla es saber leer los silencios y el de Claudia fue atronador, no hubo reprimenda pública directa, no hubo regaño frente a cámaras… sólo la sutil y letal maniobra de retirar el piso, Andrea podrá seguir montada en sus camionetas, podrá sonreír en sus brigadas, podrá regalar medicinas sin su foto… pero el futuro que la esperaba en 2027 ya pasó de largo y en el partido de la obediencia y la verticalidad, nadie sobrevive al desdén de quien hoy reparte el poder con mano de hierro y sonrisa de terciopelo.
Andrea quiso ser la rebelde, terminó siendo invisible.