Un barco en mal estado arribó a la zona cercana al lugar de la explosión en Beirut, un 21 de noviembre de 2013 y desde entonces no se movió a ninguna parte. Aproximadamente 7 años más tarde, su carga potencialmente peligrosa, se convertiría en la principal sospecha de la catástrofe que azotó la ciudad.

Aparentemente, el buque MV Rhosus se había hundido en el mar en el año 2015 o 2016, según declaraciones del ex capitán de la nave, Boris Prokoshev a The New York Times. Sin embargo, el equipo de investigación afirma haber encontrado el navío a muy corta distancia del epicentro de la tragedia.

El barco estaba cargado con 2.750 toneladas de nitrato de amonio, que se presume hizo estallar una gran área del puerto cuando se desató un incendió en un almacén el pasado 4 de agosto.

Según reportes, en el año 2013 el buque recogió la sustancia, usada en la agricultura y también en la fabricación de bombas, en el puerto georgiano de Batumi para llevarlo a Mozambique, pero nunca llegó a su destino a causa de problemas técnicos.

Las autoridades portuarias en Beirut terminaron incautando la embarcación con bandera de Moldavia luego de descubrir las múltiples deficiencias en la nave.

En 2015 las autoridades libanesas completaron el traslado de la carga a un almacén en el puerto y el MV Rhosus fue movido unos 300 metros por el muelle, donde permaneció abandonado desde entonces.

Fue unos tres años más tarde, a inicios del 2018 cuando la embarcación comenzó a hundirse, quedando al poco tiempo completamente sumergida en el mar.