POR: DON MAQUI
Si en política la clave es estar un paso adelante, entonces Baltazar Martínez Ríos va dos, mientras muchos aún especulan sobre su futuro, él ya lo tiene trazado con la precisión de un relojero.
Hoy, su anuncio será la confirmación de lo que los más astutos ya habían leído entre líneas, va por la dirigencia estatal de Movimiento Ciudadano y seamos francos, pocas apuestas son tan seguras como la suya.
El ascenso de Baltazar ha sido un manual de estrategia política, no es un improvisado, no es un figurín, es un jugador metódico que entendió que en la política no sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta, desde su época en el PAN, cuando se convirtió en el Alcalde más joven de México, hasta su transición al Movimiento Naranja, su capacidad para capitalizar oportunidades lo ha puesto donde está hoy, a un paso de liderar la estructura más poderosa de Nuevo León.
Pero no se equivoquen, esto no es solo una cuestión de lealtades ni de coyuntura, Baltazar ha construido su camino con paciencia quirúrgica, desde un puesto técnico en el Sistema Estatal de Caminos (que para muchos habría sido un simple trámite) hasta consolidarse como una pieza clave dentro del círculo del Gobernador Samuel García, cada paso ha sido calculado, cada movimiento diseñado para llegar exactamente a este momento.
La realidad es que nadie en Movimiento Ciudadano tiene hoy el balance que él ofrece, juventud con experiencia, discurso con estrategia y sobre todo, la capacidad de operar en un escenario donde los liderazgos son efímeros y las lealtades se negocian al mejor postor, Baltazar no solo ha sobrevivido a ese entorno, lo ha dominado.
Hoy no será un simple anuncio, será la confirmación de que Baltazar Martínez Ríos no solo busca la dirigencia estatal de MC, sino que se proyecta como el futuro rostro del partido en Nuevo León, porque en política, como en la guerra, no se trata de ganar una batalla, sino de diseñar la campaña completa.
Los escépticos pueden seguir dudando, los rivales pueden seguir subestimándolo, pero lo cierto es que en el juego del poder, el que mejor lee el tablero es el que se lleva la partida y Baltazar, señores, ya está moviendo la última pieza.
El jaque está puesto, ¿Quién se atreve a contrarrestarlo?