Cómo se atreve Felipe Calderón a salir a criticar a Andrés Manuel López Obrador, cuando su sexenio estuvo lleno de excesos de corrupción de una estrategia fallida contra el narcotráfico, pero sobre todo de nepotismo y con tintes autoritarios en todos los sentidos.

Un Presidente que llegó por la vía democrática, pero convirtió al Partido Acción Nacional en su negocio personal de ambiciones para colocar a sus amigos. En Nuevo León, por ejemplo, nadie olvida que impuso contra viento y marea a Fernando Elizondo sobre Fernando Larrazábal, que pintaba bastante fuerte en las encuestas y, con ello, le entregó al PRI de Rodrigo Medina la posibilidad de gobernar el Estado.

Que decir de Ernesto Zedillo con cada uno de sus planes de gobierno fracasados, si su mandato hubiese sido brillante el Partido Acción Nacional jamás hubiera gobernado este país en el 2000 bajo las órdenes de Vicente Fox. {

Ambos expresidentes tienen deseos bastante grandes de seguir figurando en la vida pública y criticar a Andrés Manuel López Obrador, que tiene una aprobación que arrasa a cualquier político en la actualidad es ocioso, pero además es peligroso.

Pretender convertirse en lo que no fueran, es decir, buenos presidentes es un insulto a la inteligencia de las personas. Bastante daño le hicieron a México ya, como para que sigan juzgando a la actual administración que de una u otra manera ha sabido sortear el entorno que le han generado todos sus opositores.

Qué alguien le avise a Calderón, sobre todo que su época de líder terminó cuando pretendió vulgarmente crear un partido para seguir viviendo del erario, o cuándo aceptó que su esposa Margarita Zavala fuera diputada federal por el PAN que decía era lo más corrupto que había en la historia.