POR: DON MAQUI
Este 19 de febrero, la pequeña localidad de Cerralvo, en Nuevo León, se convertirá en el centro de atención no solo del estado, sino del país entero, la Presidenta Claudia Sheinbaum, en un gesto que no parece casual, ha decidido que este día será una ocasión para rendir homenaje a uno de los actores más representativos del México contemporáneo: el Ejército Mexicano.
Y es en este marco donde la figura de Baltazar Martínez Montemayor, Alcalde reelecto de la localidad, cobra relevancia, este pueblo, hasta hace poco un rincón del norte de la entidad, estará en los ojos de todo México, siendo el escenario de una visita presidencial que pondrá a Cerralvo bajo los reflectores.
Pero más allá de la visita protocolaria, hay algo aún más trascendente: Baltazar Martínez Ríos, hijo del Alcalde y Diputado local, ha comenzado a perfilarse como uno de los hombres que marcarán el rumbo del Movimiento Naranja en Nuevo León hacia las elecciones de 2027, en una política marcada por el ascenso de jóvenes líderes, este joven de corta edad que ya gobernó Cerralvo en dos ocasiones, se perfila como la nueva carta fuerte de su partido en la región.
La dinastía política que se está consolidando en este rincón de Nuevo León podría, en el futuro cercano, ser protagonista de una narrativa que transformará al sur de la entidad.
La presencia de Sheinbaum en este acto, en donde se rememora a los de verde olivo, refuerza la idea de que Cerralvo se prepara para figurar como un punto de referencia no solo local, sino nacional, es inevitable que, al recordar cómo en las décadas de los 80, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, convirtió a Agualeguas en una parada estratégica, engrandeciéndola con sus visitas, surjan comparaciones.
Salinas, con su poder de convocatoria y su afán de fortalecer su red política, proyectó a ese pueblo del norte de Nuevo León, sacándolo del anonimato y dándole una visibilidad que antes carecía, no estamos ante un escenario idéntico, pero sí ante una situación que, con sus matices, podría marcar un antes y un después para Cerralvo.
La política es dinámica, y hoy parece que Cerralvo se posiciona para seguir una trayectoria similar, Martínez Ríos, quien lleva en sus venas la herencia política de su padre, Alcalde y actual artífice de la estructura territorial del pueblo, podría ser el próximo gran nombre a nivel estatal.
A sus cortos 30 años, ha sabido capitalizar el apoyo local y ha demostrado ser un líder capaz de movilizar las bases, sin duda, hoy Cerralvo y sus personajes se presentan ante México como un lugar de ambición política, no solo para quienes lo gobiernan, sino para quienes ven en este rincón del país un espacio propenso para nuevos desafíos.
Lo que está sucediendo hoy en Cerralvo es un claro ejemplo de cómo las pequeñas localidades pueden convertirse en epicentros del poder político, un pueblo que hasta hace poco era conocido por su tranquilidad, se prepara para ser observado por millones de ojos, con una estructura política que va más allá de lo tradicional.
Este pequeño rincón de Nuevo León podría estar viviendo una era dorada, donde el nombre Baltazar Martínez Ríos se vuelva sinónimo de futuro, de una región que, al igual que Agualeguas en su tiempo, podría ser transformada por las visitas y el poder que la política, de manera astuta, sabe cultivar.
Así, mientras el Ejército Mexicano es honrado en Cerralvo, se sientan las bases para una nueva era de liderazgo regional, puede que, en unos años, todos recuerden aquel 19 de febrero en el que el destino de este pueblo quedó marcado no sólo por la visita presidencial, sino por el ascenso de un nuevo nombre en el horizonte político de Nuevo León.