POR: DON MAQUI

Mucho se ha dicho sobre lo reñida que será la contienda para la gobernatura este próximo seis de junio. Es evidente que los partidos políticos y los propios candidatos y candidatas fijarán su mirada en la zona metropolitana que tiene por lógica que donde gobiernan diferentes partido los votos serán divididos, ejemplo sobre esto puede ser Monterrey que pareciera, aún y que lo gobierna el PRI hace seis años, sigue siendo un enigma saber qué pasará.

No cabe ninguna duda de que la elección se definirá por un margen muy pequeño de diferencia entre el primer y el segundo lugar, si no es que se presenta un empate cuádruple, sin embargo, nadie le ha puesto especial atención a las áreas inhóspitas de nuestro Estado, esos municipios que están alejados de la metrópoli y que por sí mismos representan una cantidad impresionante de votos, como por ejemplo, citamos el caso de Montemorelos que ronda en los 90,000 votos , o el caso de Linares que sobrepasa los 60,000.

El fenómeno de la zona rural en general, como el día de hoy queda claro existe, debería de ser prioritario para los equipos de campaña de los y las candidatas, ya que, representan un manjar para acudir a esos municipios y visitarlos, tocarles la puerta y hacer lo que sea necesario para inclinar la balanza de ese sector de la población a favor de uno de los candidatos.

Es claro que el triunfo de cualquiera de ellos no se entiende si no logran conquistar el bastión que está fuera de la zona metropolitana.