Por: Francisco Javier Bustillos Soto. 

 

Esa foto me recuerda cómo detestaba las corbatas y poco a poco fui perdiendo el afecto por ellas.

Trivial, si, así como la frivolidad de quienes anhelan un antro, así como lo despótico de quienes detestan estar en casa.

Aún en medio de la tragedia de haber cambiado nuestra forma de vida diaria, una vida que quizá jamás vuelva a ser la misma, aún y a pesar de eso, todos soñamos con el regreso, correr a abrazar al abuelo, a la abuela, a su casa, escuchar al amigo necio, tomarse un café, disfrutar de una buena velada.

No, la vida quizá ya no será la misma, nos la cambió la maldita enfermedad de este siglo, de eso, no somos responsables, pero de cómo enfrentemos la vida de ahora en adelante, de eso si somos los dueños.

Nos toca mostrarles a nuestros hijos, a los más pequeños que, aunque bajo un encierro forzado, se puede y debe seguir soñando, se puede seguir planeando, puedes, porque estamos hechos de ilusiones, porque nacimos para ser plenos, nada volverá a ser igual, dicen, vamos, quien adivina el futuro, que era lo que nos esperaba afuera, nada, todo era incierto, como hoy, pero en libertad.

Hemos perdido mucho con asumir este rol, quienes somos proveedores de una familia y formamos nuestra propia empresa, pequeña o grande, que da lo mismo, hoy lidiamos con ser solidario con quienes construyeron con nosotros una marca, un prestigio, bajo esa premisa de gratitud, nadie salta de ese barco, más aún, ese barco debe mantenerse a flote y navegando por el mar furioso como nunca, una furia desconcertante, pero llena de retos, retos que sabremos sortear con la ayuda de Dios.

 

Esperar algo del Gobierno Federal, El Estatal, los Municipios que no están preparados para afrontar estos retos, es jugar a la ruleta rusa, pedirle a Hacienda te condone impuestos es gritar en el desierto por agua, no, los gobiernos nacieron paternalistas y hoy, es su gran oportunidad, ¿el día esperado para lucrar con la necesidad, quien da más? AMLO, El Bronco, Adrián de la Garza, quien señores, mientras ellos juegan a conquistar a sus futuros electores, a quienes decidimos formar sociedades nos pinta feo, muy feo el futuro inmediato, pero lo sortearemos porque para eso nacimos, para derribar las adversidades.

Por el bien de todos, ojalá jamás dependa nuestro destino de los gobernantes, nada peor que depender de quiénes jamás han emprendido nada, quienes llegaron al poder por hartazgo de los electores.

Hoy más que nunca el grito de batalla es, quédate en casa que aún en la distancia saldremos adelante.