Se sabe que la historia de Hitler y los nazis trascendió mucho más allá de Europa, operaciones y estrategias que ni siquiera se saben, ni sabrán, sin embargo, cuenta la historia que en nuestra ciudad ocurrió algo que nunca nadie se pudo haber imaginado, o quizá si, pero no es algo que se escuche todos los días.

Cuenta la historia que, en el centro de Monterrey existe un edificio que pasa desapercibido, en el que se desarrolló una historia que pocos conocen.

La década de los 30s fue una época complicada a nivel mundial, esto debido a los múltiples conflictos entre naciones, dando forma a uno de los conflictos bélicos más grandes de la historia, la Segunda Guerra Mundial.

Este conflicto inició en el año 1939, y aunque muchos no lo sepan, en México hubo mucha actividad de espionaje de todos las naciones que intentaban de todo para obtener información clave de nuestro país y de Estados Unidos, así como reunir aliados.

En Monterrey fue creada una base de operaciones nazi, que estuvo bastante activa durante esos años. La sede de esas actividades aún permanece en pie, pues se trata de la fábrica y almacén Apolo, edificio que se encuentra ubicado en la esquina de Pino Suárez y Carlos Salzar, en pleno Centro de la ciudad.

Un hombre llamado Otto Guido Moebius que nació en Monterrey el 24 de marzo de 1906, hijo de una importante familia alemana que llegó a la Sultana del Norte a mitad del siglo XIX, desde temprana edad se fue a estudiar a Alemania y volvió a la ciudad en el año 1929. Continuó con la actividad empresarial de la familia y la utilizó como fachada para emprender un centro de comunicación y reclutamiento para el ejército nazi.

Gracias a estas actividades, Guido Otto Moebius se convirtió en el principal operador nazi en Latinoamérica.

Sin embargo, en 1942 fue detenido y todas las empresas le fueron confiscadas por el Gobierno.

Hasta la fecha, el edificio de la fábrica Apolo sigue en pie, actualmente opera como un hotel, mientras afuera se desata el tráfico vial y el paso apresurado de los regiomontanos que no se imaginan las historias que se desarrollaron dentro de las paredes de esa construcción.