POR: DON MAQUI
En Nuevo León, las nubes de la traición comienzan a oscurecer el horizonte político, dos jugadas maestras, cada una más insidiosa que la otra, parecen gestarse en las entrañas de partidos desesperados por mantenerse en el poder, aunque para lograrlo tengan que dinamitar alianzas, traicionar ideales y vender sus almas al mejor postor, las piezas clave en este tablero, Luis Donaldo Colosio Riojas y el Partido Acción Nacional (PAN).
Por un lado, Colosio parece listo para cortar el cordón umbilical que lo une a Movimiento Ciudadano (MC), el partido que lo llevó de diputado local a alcalde de Monterrey y más recientemente a una senaduría, parece haberse convertido en una camisa de fuerza, Colosio, heredero de un mito político que sigue generando fascinación en muchos, ha visto cómo el liderazgo de Samuel García lo reduce a un actor secundario en su propio terreno, ahora, parece dispuesto a sacudirse ese trauma y mirar hacia el PAN, ese partido que ha perdido rumbo, pero que aún conserva cierta estructura para volver a competir.
El PAN, por su parte, tiene su propio drama de traición en curso, después de años de bailar de la mano con el PRI, especialmente bajo el liderazgo de Adrián de la Garza, ahora parece dispuesto a abandonar a su aliado histórico, los principios aliancistas que tejieron acuerdos y pactos han sido convenientemente olvidados en aras de una nueva estrategia: acercarse a Colosio para construir una candidatura que les permita salir del sótano político en el que se encuentran.
Estas traiciones no son simples caprichos, ambas nacen de la misma necesidad visceral de sobrevivir y, más importante, de ser el número uno, Colosio no quiere quedarse atrapado en la sombra de Samuel García y su proyecto presidencial, mientras el PAN busca desesperadamente un rostro joven y con narrativa fresca que les permita encarecer su presencia en la mesa de negociaciones, en el fondo, ambos comparten la misma estrategia: sacrificar el presente por una promesa de futuro.
La pregunta clave es si estas movidas terminarán por consolidarse o si simplemente son amagos para elevar el costo político, ¿Está el PAN utilizando a Colosio para presionar a Adrián de la Garza? ¿O está Colosio jugando con el PAN como un arma de doble filo para forzar una negociación que le devuelva protagonismo dentro del proyecto naranja?
Lo que es seguro es que esta alianza, de concretarse, será una que camine sobre arenas movedizas, porque detrás de cada apretón de manos habrá dagas listas para clavarse en cuanto la oportunidad lo permita y si algo nos ha enseñado la política, especialmente en tierras regias, es que las traiciones nunca son gratuitas, ¿Quién saldrá más herido de esta danza?, solo el tiempo lo dirá, pero lo que es seguro es que el presente político de Nuevo León ya está siendo arrastrado hacia el abismo por las ambiciones de quienes lo protagonizan.
De aquí a la gubernatura, hay mucho terreno por recorrer, y lo que hoy parece una alianza, mañana podría ser el preludio de otra traición aún mayor.
Veremos si la empatía que hoy se finge por necesidad, resiste las pruebas del poder o si, como suele suceder, los traidores terminan traicionándose entre ellos mismos.