POR: DON MAQUI
México amaneció con una respuesta desafiante, Claudia Sheinbaum no se anduvo por las ramas y contestó con un golpe arancelario a la embestida de Donald Trump.
La Presidenta dejó claro que la soberanía nacional no está en venta y que el Gobierno de México no aceptará que lo tachen de aliado del crimen organizado, hasta ahí, todo suena a un acto de dignidad nacional, pero, ¿qué tan lejos estamos de entrar en una tormenta que podría costarnos caro?
Trump, fiel a su estilo, busca enemigos para alimentar su narrativa electoral y como siempre, México es el blanco perfecto, la acusación de la Casa Blanca no es nueva, pero ahora viene acompañada de un castigo económico. Frente a esto, Sheinbaum responde con el llamado Plan B, medidas arancelarias y no arancelarias contra Estados Unido, en otras palabras, si nos pegan, pegamos de vuelta, suena lógico, pero la realidad es más compleja.
El riesgo es evidente, iniciar una guerra comercial con el país más poderoso del mundo es una jugada de alto riesgo, más aún cuando la economía mexicana depende en gran medida de sus exportaciones a EE.UU., imponer aranceles de represalia puede ser una señal de firmeza, pero también puede derivar en una escalada perjudicial para nuestra propia economía.
No es la primera vez que México responde con medidas similares, recordemos cuando Felipe Calderón aplicó represalias a Washington en el tema del transporte de carga o cuando Andrés Manuel López Obrador amenazó con impuestos a productos estadounidenses si Trump imponía aranceles a nuestros bienes, la diferencia es que hoy enfrentamos a un Trump en modo campaña, dispuesto a radicalizar cualquier enfrentamiento si le genera réditos políticos.
El verdadero problema aquí no son solo los aranceles, sino el mensaje político que subyace, Estados Unidos está utilizando el fantasma del crimen organizado como un argumento para intervenir en los asuntos de México y si bien Sheinbaum defiende con fuerza la soberanía nacional, la historia nos ha enseñado que cuando Washington pone la mira en un tema, rara vez retrocede.
La propuesta de la Presidenta de establecer una mesa de trabajo con los “mejores equipos de seguridad y salud pública” es sensata, pero Trump no es un político de diálogos, sino de imposiciones, queda por ver si Sheinbaum tiene un verdadero Plan C para cuando las tensiones crezcan.
Por ahora, México resiste, pero la pregunta es, ¿por cuánto tiempo podremos sostener este pulso sin pagar un precio demasiado alto?