POR: DON MAQUI
Ayer dejó claro Luis Donaldo Colosio Riojas que tiene una obsesión, se llama Patricio “El Pato” Zambrano y es que no hay nada que destruya más rápido el frágil ego de un junior venido a menos que ver cómo otro, sin apellidos rimbombantes de político ni falsas poses de “estadista”, logra lo que él nunca pudo.
Colosio no solo fracasó en su intento de ser alcalde “reformador”, hoy es recordado como uno de los más grises y decepcionantes que ha tenido Monterrey, sino que su historial electoral ya es un cementerio de derrotas disfrazadas de “grandes aprendizajes”, tan sólo habría que recordarle que no pudo ni acercarse a derrotar a los candidatos de Morena como Waldo Fernández y Judith Díaz y que Karina Barrón su otra obsesión personal en terreno político casi lo deja fuera de segundo lugar
Pero lo más doloroso no viene de los críticos, viene de dentro, Jorge Álvarez Máynez, el propio ex candidato presidencial y ahora líder de Movimiento Ciudadano, reconoció abiertamente que “El Pato sí pudo ganarle a Morena en Monterrey en 2024”, aunque al final no haya logrado el triunfo electoral, una estocada directa al hígado de Colosio, quien, a pesar de su apellido y su campaña de marketing, jamás pudo ni podrá presumir una hazaña similar
Hoy, el berrinche de Colosio por la llegada del Pato a MC es un espectáculo lamentable, opera en contra, sabotea, filtra, intriga… como si no se diera cuenta que su tiempo ya se acabó, que ya ni de segundón sirve, que el liderazgo real se mide en votos, en conexión con la gente, no en apellidos heredados ni poses de “niño bonito” de la política.
Colosio está tan perdido en su laberinto de inseguridades que ya ni siquiera entiende que al atacar a El Pato, sólo se exhibe como lo que es, un político pequeño, resentido, anclado en su propio fracaso, un decorado más que pronto nadie querrá ni para foto de archivo.
Su operativo torpe y mezquino para boicotear al Pato lo retrata de cuerpo entero, Colosio no puede lidiar ni con sus traumas ni con su mediocridad, no es nuevo, ya ha demostrado que su mejor talento es sabotear a su propio partido desde adentro, un caballo de Troya de MC que, en su desesperación, ahora se dedica a morder las patas de los caballos de verdad.
La política es para los que construyen, no para los que lloran en rincones oscuros, El Pato avanza, conecta, suma. Colosio, en cambio, sigue cavando su tumba política con una pala llamada “resentimiento”.
Lo que hoy deja claro todo esto es que Luis Donaldo no necesita enemigos, su ego, su rencor y El Pato Zambrano ya se encargaron de hacerlo polvo
Si alguien puede sonreír con calma hoy es Zambrano, porque antes de convertirlo en su obsesión personal, Luis Donaldo Colosio ya había tenido otro blanco de su envidia, Samuel García, ¡Sí!, el mismo Samuel al que intentó competirle en liderazgo, al que quiso traicionar en la elección de 2021, creyendo ingenuamente que un apellido ilustre podría más que el instinto y la fuerza real del poder.
La historia fue cruel con el Junior, Samuel se hizo dueño absoluto de Movimiento Ciudadano, mientras Colosio terminó como lo que siempre fue… un adorno.
Y ahora, para humillarlo más, la llegada de El Pato Zambrano lo empuja un escalón más abajo, de sombra de Samuel, a comparsa olvidada detrás de un Pato que sí conecta con la calle, Colosio cargó su apellido como si fuera una corona… y terminó arrastrándolo como lápida.
Un destino irónico para quien pensó que en política basta con llamarse Colosio.