En el juego de alianzas políticas, el matrimonio PRI-PAN siempre ha sido más de conveniencia que de amor verdadero, sin embargo, las recientes declaraciones de su socio panista, proclamando la superioridad institucional del PAN sobre el PRI y dejando entrever una posible ruptura en la alianza de 2027, han dejado al tricolor en una posición incómoda, ante la imprudencia verbal de sus aliados, el PRI ha optado por un silencio sepulcral, como si la orden desde las altas esferas fuera clara, todos quietos, no molesten a quienes nos son necesarios.
El PRI, acostumbrado a proclamarse como el partido que “sabe gobernar” y a la diatriba popular como estandarte, parece haber decidido tragarse el orgullo en aras de una estrategia de largo plazo, porque, le guste o no al PAN leerlo, Adrián de la Garza es el candidato natural no solo del PRI, sino de todo Nuevo León, que más cerca está de competir y ganar la gubernatura en 2027, su osadía de enfrentarse a MC y ganar Monterrey lo posiciona como el único perfil sólido, capaz de articular una candidatura competitiva.
¿Saldrá el PRI a defender su divisa y responder a las declaraciones incendiarias del PAN? ¿O continuará aplicando el pragmatismo de guardar silencio frente a los agravios verbales porque así lo dictan las reglas no escritas del matrimonio prianista?, hasta ahora, la estrategia del tricolor ha sido clara, no provocar una ruptura que, en estos tiempos turbulentos, podría costarles no solo la alianza, sino también la posibilidad de ser competitivos en 2027.
El verdadero dilema, sin embargo, no está en las palabras de los panistas, sino en lo que calla el PRI, ¿Podrá Adrián de la Garza, con o sin el respaldo del PAN, mantener intactas sus posibilidades de ganar la grande en 2027? ¿Será suficiente su fuerza en Monterrey y su trayectoria política para liderar una candidatura sin la estructura panista? , es evidente que, para el PRI, el divorcio no parece ser una opción viable, pero tampoco puede permitirse convertirse en un socio subordinado.
El matrimonio PRI-PAN está en crisis, pero también saben que la supervivencia política depende de mantenerse juntos, aunque sea a base de silencios incómodos y miradas de reojo, el tiempo dirá si esta alianza puede sobrevivir al desgaste y la soberbia, o si será devorada por las ambiciones individuales y los agravios que, por ahora, solo uno de los dos parece dispuesto a ignorar.