Por: Don Maqui

Vaya que cuando no quieres perder el poder haces hasta lo imposible por mantenerlo, los panistas de la moral alta y de la doctrina conservadora debieron de morder el polvo, como se dice coloquialmente tragarse sus palabras y votar una decisión histórica que seguro retuerce a más de uno de los fundadores en su tumba al tener que aliarse con su peor enemigo y la antítesis de todos sus apostolados con el PRI.

Ese PRI al que acusan que le robó las elecciones de Monterrey y de Guadalupe, al que por décadas ayudaron por debajo de la mesa, con el que pactaron en el 2006 cerrarle la puerta Andrés Manuel López Obrador a través de los gobernadores de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y otros más, vía Felipe Calderón que arribó a la presidencia de la República respaldado por el PRIAN.

Les causa terror y les provoca dolores de cabeza pensar que, en el 2021 la popularidad de Andrés Manuel siga tan vigente como hasta hoy y los desaparezca a priistas y panistas del mapa electoral de México, y por ello, estuvieron dispuestos a sacrificar su dignidad ambos partidos para lograr o intentar al menos frenar a Morena que parece una maquinaria sin freno, y que aun y con esta alianza antinatura y bizarra les ganará la carrera.

Por ahora, será divertido preguntarles a los líderes locales como Raúl Gracia, Zeferino Salgado, Víctor Pérez o Mauro Guerra, que opinión tienen respecto a lo que se pactó a nivel nacional y que a nivel local evitaron a toda costa, pero sobretodo habrá que preguntarle a la militancia qué opinión le merece pensar en votar por un priista en algún distrito federal de este estado.

El hambre de poder deja claro que, los políticos son capaces de todo por seguir vigentes y no perder los privilegios de la política.