POR:  DON MAQUI

Hay hombres que ascienden en la política sin jamás despegar los pies del suelo, y Héctor Morales Rivera, Diputado Local en dos ocasiones es uno de ellos, a pesar de haber transitado por las grandes avenidas del poder, como Secretario Estatal y funcionario del Gobierno de México, no olvida los pasillos donde se forjó su carácter: la escuela de la gratitud, la lealtad y el respeto.

Lo demostró una vez más al reencontrarse con su padrino, de quien posteó imagen, “con el licenciado Alejandro Chapa Salazar, una figura ejemplar del viejo Monterrey, de ese Nuevo León que se construía con trabajo, valores y visión. Hombre de sólida raíz empresarial, pero también de profunda vocación pública, Chapa Salazar dejó huella como alcalde de San Pedro Garza García y como parte clave de administraciones que aún se recuerdan con respeto”.

Héctor, hoy pieza esencial del Grupo Apodaca liderado por su amigo y líder César Garza, entiende que la verdadera grandeza no se mide por los cargos, sino por la memoria emocional que conserva de quienes lo formaron, esos hombres que no sólo te abren la puerta, sino que te enseñan a cruzarla con dignidad.

No todos pueden mirar hacia atrás con orgullo, pero quienes sí, como Héctor Morales, llevan consigo una virtud que escasea en la política: la gratitud auténtica, la que no se dice, sino se vive, porque quien honra a sus maestros, honra también su destino, y ese legado, cuando se transmite con humildad, también se hereda.