Por: Don Maqui
Cuando regularon las precampañas en el estado de Nuevo León el espíritu del legislador, fue (precisamente) evitar que los candidatos o aspirantes obtuvieran ventaja sobre sus compañeros con promoción personalizada, sin embargo, esta práctica común en los institutos políticos de lanzar mucho antes al ruedo a sus gallos vuelve casi letra muerta esa disposición.
Para muchos, no resulta trascendente lo que logró el PRI estatal el día de ayer en la figura del ex alcalde regio. Se critica y se habla de un sometimiento de los demás candidatos al proyecto del alcalde regio con licencia, pero pocos atienden a la capacidad de negociación que debió de tener el propio De la Garza y su operador político Francisco Cienfuegos, así como los diferentes factores que jugaron a su favor para lograr que una mujer de la talla de Cristina Díaz, un personaje del reconocimiento internacional inclusive como Ildefonso Guajardo o el propio César Garza Villarreal, que es un tipo con colmillo largo y retorcido, se hayan sumado públicamente a la aspiración de Adrián de la Garza.
No sólo eso, no existió en el propio partido un cuadro que se atreviera a inscribirse para competirle a Adrián de la Garza, y eso que enemigos los tiene, por supuesto, públicos, pesados y con amplias ligas en otros partidos, sin embargo, nadie se apuntó para hacerle sombra.
¿Que si es importante la ventaja que tomó para con los demás partidos el PRI y con los demás candidatos?, usted cuantifique si con un día de exposición de medios de Adrián de la Garza, ya como aspirante único, no le da a la ciudadanía la posibilidad de ver a alguien bien definido y seguro sobre la competencia del 21.
Se podrá decir lo que sea sobre este acontecimiento, pero el PRI ya empezó su carrera a la gubernatura mientras que los demás partidos siguen dormidos o peleándose por la misma.