Por: Yaressi Ortega
Directora General
Nuevo León está de luto, la música colombiana bautizada por los modismos de cada época como Vallenata, han sufrido la pérdida de su hijo pródigo, aquel que literalmente se reveló para cantar “cumbia en mi tierra” quien dinamitó el mercado musical con duetos con expositores de todos los géneros musicales, como Café Tacuba, Julieta Venegas y tantos más, que en introducción de una de sus “rolas” se escucha la voz del Rebelde del Acordeón narrando una historia, quizá real, quizá imaginaria pero que recreaba la mente de quienes solían escucharlo, “ Pues yo voy a cantar esa música Compa”.
Su frase recurrente al oír su nombre “aquí presente Compa”, el cerro de la campana, al que Celso lanzó a la fama mundial está constantemente de luto por ser una zona de las más peligrosa de Monterrey, pero hoy es un caso especial, ha dejado de existir su más grande orgullo.
La moda de escuchar a Celso Piña tuvo su momento más frenético con los duetos que narramos, pero en Nuevo León a pesar de ser catalogado como representante de la música popular logró penetrar en la élite regia, tan sólo basta recordar su presentación ante Gabriel García Márquez, quien sucumbió ante su música y la contagió a los presentes políticos y expositores de cultura.
A fuerza de ser sinceros hoy muchos se jactan de haber escuchado la música de Celso, pero nada más falso que eso, el mismo en vida reclamaba la falta de difusión a ese género, los años lo consagraron como ídolo, entre muchos otros, el grupo Pesado en su auge grabó un dueto también con el.
Solía hablar poco pero cantar mucho, quien de los verdaderos conocedores del Rebelde del acordeón no lo escuchó entonar junto a Paco Silva, quien se formó en la Ronda Bogotá, el verdadero nombre de artista de Celso. A la postre el propio Silva abandonó el grupo y consolidó otro icono en Nuevo León pero efímero por sus pleitos internos, hablo de “La Tropa Colombiana, que en una de sus canciones reprocha al difunto Celso aquella salida de la Ronda Bogotá.
Tantas historias que el maestro del acordeón nos heredó, canciones épicas como “El Tren” que era un cover de una versión colombiana o aquel cover titulado “Como el viento”.
Irónicamente no corresponde a Celsos Piña una de las canciones más emblemáticas de la música colombiana “Los Caminos de la Vida” no, el destino caprichoso no quiso que fuera él quien la entonara, sin embargo de su acordeón salió una nota inigualable con la pletórica Torre Eiffel de fondo, quizá presentía su muerte, quizá no deseaba quedarse con las ganas de realizar los acordes, porque quizá sabía como relata esa pieza magistral, que “uno sabe que la vida de repente ha de acabarse y uno espera que se tarde, que llegue la despedida”
Hoy en día ha dejado de existir quien en vida fue el alma de las fiestas en la última época del “vallenato” como hasta el propio Celso tuvo que habituarse a llamar a su querida música de acordeón.
Hasta pronto Maestro, descansa en Paz