POR: DON MAQUI
Otra vez, el poder finge gobernar mientras el dinero manda, la historia se repite, pero no como farsa: como rutina, Nuevo León estuvo a punto (¡a punto!) de dar un paso mínimo en la defensa de la salud pública y la movilidad, restringiendo el paso de tráileres durante el día en la zona metropolitana, pero bastó una ceja levantada del sector autotransportista, unos cuantos llamados de la clase política aliada, y… ¡magia! Lo que estaba decretado como urgente, prioritario y “en beneficio de los ciudadanos”, fue metido al congelador sin más explicación.
¿Dónde quedó la valentía política?, ¿Dónde ese tono épico del decreto que hablaba de proteger la salud, reducir contaminación y mejorar la movilidad?, todo eso, palabras vacías cuando las llantas del poder económico crujen, porque si algo ha quedado claro es que este gobierno (sí, el del “Nuevo, Nuevo León”) tiene como carta de presentación la improvisación, deciden primero, piensan después, y si la presión aprieta, se echan para atrás aunque ya hubieran puesto la firma en el Periódico Oficial.
Pero lo más vergonzoso no es la cancelación en sí (que ya es bastante) sino quiénes ayudaron a enterrar la medida: diputados que en público dicen estar a favor del medio ambiente, de la salud, de la movilidad ordenada, pero que en corto levantan el teléfono cuando los empresarios se quejan, hasta aliados políticos del Gobernador, como Mike Flores, se sumaron al empujón que descarriló la medida, pregunta de examen: ¿están representando al pueblo o a las flotillas de tráilers?.
Y no, no es la primera vez que los intereses económicos se anteponen al interés público, ahí están, por si usted no lo ha notado, las vueltas en “U” imposibles pero perfectamente alineadas con la entrada de una cadena comercial; los puentes vehiculares que no conectan colonias, sino complejos industriales; las desviaciones de tráfico diseñadas no para el ciudadano de a pie, sino para que el tráiler llegue más rápido a entregar mercancía.
El discurso era claro: mejorar la calidad del aire, agilizar el tráfico y evitar accidentes, pero ese discurso no resistió el cabildeo empresarial, ¿Qué nos dice eso sobre las prioridades del Gobierno Estatal? que cuando se trata de elegir entre el derecho de los ciudadanos a respirar aire limpio y el derecho de una empresa a entregar a tiempo su mercancía… la mercancía gana.
Este no fue un retroceso técnico, fue un acto de sometimiento político, y uno que quedará archivado junto a otras tantas oportunidades perdidas de poner al ciudadano por encima del camión, de nuevo, la movilidad y la salud quedan atrapadas entre los ejes de un tráiler y las rodillas dobladas del poder.