POR YARESSI ORTEGA

Si bien es cierto a lo largo de los años “heredar cargos” al hijo o la hija, a la esposa, al hermano, hermana, ha sido una práctica común en la entidad, nunca nadie esperaba nada de esas “herencias malditas“ que estaban siempre precedidas de corrupción, mala fama y anhelos de mantener el poder.

Pero, un buen día llegó a la capital regia alguien que sin méritos propios, en su categoría de Junior histórico de la política nacional, buscaba gobernar Monterrey.

El fenómeno mediático y su efecto electoral más su slogan rimbombante de “Un Nuevo Mexico renacerá en Monterrey” hacían suponer que pasaríamos de un simple heredero, sin argumentos más que el apellido a la consolidación de un modelo de gobierno que haría olvidar como llegó al poder.

Una pesadilla es poco, en lo que se convirtió para los regios esa apuesta de corazón, darle la confianza a Colosio por el hijo de quien fue, resultó en un estrepitoso fracaso administrativo a tal grado que las encuestas lo perfila como seguro perdedor si busca la reelección.

Gracias a Colosio hoy de nuevo el esceptismo se apodera de la gente al ver que en Guadalupe por ejemplo un nuevo “Junior de la política” como Tomás Montoya Díaz, hijo de Cristina Díaz, busca gobernar la tierra donde su progenitora lleva tres administraciones haciéndolo medianamente bien, pero lo haría a la sombra de Morena porque en el PRI no obtuvo cabida para su sueño.

Pero no es el único caso de herencias, el otro y muy sonado es el César Garza Arrendondo Junior, que sin ninguna experiencia administrativa con una carrera profesional sin ningún mérito laboral aún puede convertirse en el relevo natural de su padre Cesar Garza Villarreal, que lleva 3 alcaldías en Apodaca y una más en Guadalupe.

Otro caso, para estudio es el de Patricio Lozano de Pesquería que heredó la alcaldía que tres veces ocupó Miguel Ángel Lozano, su afamado padre y que en su primer aventura ejerciendo su herencia, resultó un gran tiktokero y un mediano alcalde por decirle lo menos a este junior, pero que desea seguir aprovechando el buen nombre del padre en su siguiente aventura electoral.

Casos menos relevantes, pero igual de graves se dan en espacios de aspiraciones a diputados, como la hija de Laura Paula López Sánchez, que no contenta con ostentar dos veces el cargo de Diputada y ahora gozar de las mieles de la administración emecista busca “heredar “ su trabajo político a su hija Paola Linares López, a quien afanosamente intenta convertirla en lo que quienes la conocen, aseguran no es una mujer con tablas para la política.

El otro caso soñado en últimas fechas es el de Adrián Guerra hijo de Abel Guerra, dueño de Escobedo y esposo de Clara Luz Flores, lugar donde ambos gobernaron por más de 6 administraciones, sin ningún experiencia previa en cargos públicos, Adrián desea ser Diputado local, aprovechando la gama y el prestigio de su padre, que se precia de ser un gran operador político.

¡Pero bueno!, como usted podrá ver las herencias en la política son muy benévolas a tal grado que no distinguen colores partidistas ni viejas ni nuevas políticas, igual están panistas que priistas, naranjas y morenistas.

La lista de Juniors de la política es extensa, aún así que no se pierda el siguiente análisis de otros y otras personas que también buscan heredar, sin merecimiento alguno, en ocasiones las mieles del poder.