Cuando pensamos que ya vimos todo en este medio, nos hacen llegar esta imagen y recordamos que la política es ruin y miserable.

Alfonso Robledo, el eterno candidato de Acción Nacional en Guadalupe, cuenta con la “bendición” aparente de Mauro Guerra, su cuñado, para por enésima ocasión buscar la Alcaldía, sin embargo, Raúl Gracia, el verdadero amo de Mauro “tiene otros datos” y entonces se saca de la manga a un pobre empleado del Poder Judicial (impuesto por él) nos referimos a Amador Medina que a su vez es tío de Policarpo Flores, el Títere de Gracia en la dirigencia panista de Monterrey.

Todo el intento marcha bien, pero, resulta que la ecuación falla, Amador Medina no logra ni por asomo darle seriedad a una posibilidad de ser candidato rival de Robledo.

Entonces Gracia saca del sarcófago al mesías de Guadalupe, Pedro Garza Treviño, quien por cierto mediante triangulaciones vendió un inmueble a Mauro Guerra donde se dice hubo ganancia para todos, conste, anótenle, eso ¡dicen!

Para ello, requiere de un testaferro y ahí tiene a su Diputada Itzel Castillo, que como su fiel escudera instruye a su fiel esposo convertido por unanimidad y casi aclamación en dirigente del albiazul en Guadalupe a que dinamiten el camino de Robledo, (que de por sí no necesita mucho para perder, hasta solo)

La podredumbre se asoma en la política cuando Mauro Guerra de acusaciones pasadas de Margarita Arellanes por sostener una relación “malsana” con Raúl Gracia acepta aniquilar a su ¡cuñado! si, lee bien, al hermano de su esposa y para ello admite que le tiendan trampas y demás para lograr sacarlo de la jugada y con ello saciar el hambre de venganza de Gracia contra Robledo por aquella acusación de este último de “no defenderlo” adecuadamente en el triunfo de Francisco Cienfuegos.

Así las cosas de traición en campamento pitufino, la miel sobre hojuelas que aparentan no es tal y entre la propia familia “Real” de Guadalupe impera el hambre de poder a costa de lo que sea.