POR: DON MAQUI
La Auditoría Superior de la Federación ha dado un golpe de realidad a la imagen pulida del ex alcalde de San Pedro, Miguel Treviño, quien fue apodado por muchos como el “Dictadorcito”, una figura que al parecer se creía capaz de gobernar con la mano dura de un autócrata, pero que ha quedado expuesto como un simple ilusionista, deslumbrado por el poder y la falta de control.
Treviño, quien inició su administración con el aura de un líder independiente, y con promesas de transformar San Pedro en un referente de eficiencia y transparencia, ha quedado marcado por las sombras de irregularidades que salieron a la luz, 285 millones de pesos de gasto federalizado sin justificación, sobrecostos, pagos en exceso, obras no ejecutadas y la falta de sanciones por el mal manejo, nada de lo que ocurrió en su administración parece estar exento de sospecha, en lugar de gestionar con la probidad que exige el poder público, parece que Treviño y su equipo se entregaron al vicio del dinero fácil y los abusos.
Los contratos de obra pública, sobre todo, dejan mucho que desear y la falta de respuesta ante las irregularidades es un claro indicio de que la transparencia era un mero espejismo, el “Dictadorcito”, como algunos lo llamaban, se construyó una imagen de intocable, pero al final de su mandato, lo único que deja es el fétido olor de la corrupción que nadie puede ignorar, un hombre que se creyó más grande que las leyes, que pensó que la “independencia” de su partido lo exoneraba de las normativas, ahora se enfrenta a la cruda realidad de las consecuencias de sus acciones.
Y, por supuesto, no es el único en esta tragicomedia, una “parvada” de ex funcionarios también se ve atrapada en este entramado de irregularidades, todos ellos, como un grupo de aves carroñeras, se alimentaron de la misma carne putrefacta del erario público, las Promociones de Responsabilidad Administrativa Sancionatoria no son más que la punta del iceberg de lo que podría convertirse en una verdadera caza de brujas contra el saqueo de recursos, no me sorprendería si, al final, algunos de estos actores políticos terminan enfrentando procesos penales.
Pero lo más trágico no es solo el mal uso de los recursos, lo verdaderamente lamentable es el daño irreparable a la confianza pública, los ciudadanos de San Pedro, que confiaron en la gestión de Miguel Treviño como un cambio necesario, hoy se sienten traicionados, al igual que aquellos que vieron en él una figura destinada a cambiar el rumbo de Nuevo León.
¿Y qué queda para Miguel Treviño después de esta debacle? en mi opinión, una carrera política truncada, manchada por la duda y la corrupción, la imagen del “Dictadorcito” que se creía intocable se ha desmoronado, y lo único que nos deja es una lección amarga, el poder corrompe y los que se creen por encima de la ley siempre terminan siendo presa de sus propias excesos.
No cabe duda de que la inhabilitación es solo el principio de su caída, el verdadero desafío vendrá cuando la justicia decida si es culpable de un saqueo mayor.
Un “Dictadorcito” que, en su afán de trascender, solo ha dejado la marca de un fracaso rotundo.