POR: DON MAQUI
En el México de hoy, el horizonte electoral se llena de niebla, donde las promesas se mezclan con los intereses y las lealtades se venden al mejor postor, los partidos políticos, esos viejos actores del teatro nacional, parecen más preocupados por mantener sus cuotas de poder que por asumir un compromiso verdadero con la regeneración democrática que el país tanto necesita, en este contexto, el PRI, el PAN y Movimiento Ciudadano se encuentran en una encrucijada que define no solo su futuro, sino también el del país, ¿se atreverán a dar un paso adelante, en lugar de esperar que la historia los condene por su falta de acción?
Hablamos de dos temas fundamentales que, de no ser atendidos, seguirán deteriorando el tejido político de la nación: el nepotismo y la reelección, mientras que la reforma constitucional, esa que promueve la reelección solo hasta el 2030, aún no se aplica, la presidenta Claudia Sheinbaum y su partido, Morena, ya han tomado una postura firme y pública respecto a ambas cuestiones, Luisa María Alcalde, hablando en nombre de Morena, ha dejado claro que en su partido no se necesita de leyes ni reformas constitucionales para prohibir expresamente la herencia de cargos entre familiares ni aceptar la reelección, un mensaje claro, que deja en evidencia el vacío de acción de la oposición.
¿Y qué hacen PRI, PAN y Movimiento Ciudadano? Callan, no hay pronunciamientos claros, no hay una postura definida frente a las trampas que el nepotismo y la reelección representan para el ejercicio democrático en México, esta pasividad solo deja más espacio para que Morena se lleve el protagonismo en un tema que debería ser de interés nacional y lo más grave, es que estos tres partidos, de no sumarse a esta ola de rechazo al nepotismo y la reelección, se exponen a una condena popular que podría resultarles fatal en las urnas.
Es un hecho que el PRI, el PAN y Movimiento Ciudadano tienen en sus manos una gran oportunidad para ganarse la simpatía de los ciudadanos, en lugar de seguir la corriente del “pragmatismo político” que los ha llevado a cometer errores tan graves como la consolidación de las viejas prácticas clientelistas y la perpetuación de figuras heredadas, podrían marcar la diferencia, si se alinearan con la postura de Sheinbaum, mostrando un verdadero compromiso con la democracia y el bien común, podrían obtener un voto importante de aquellos que están hartos de los caciques que perpetúan su poder de generación en generación.
De lo contrario, si optan por mantener sus complicidades y su silencio, podrían ser acusados de ser parte de la misma “trampa política” que hoy se cierne sobre el país, en ese caso, el discurso de Morena, de estar contra la reelección y el nepotismo, quedaría como bandera de una lucha que se les escapa a los opositores y es que, si hay algo que los mexicanos no toleran, es la falta de coherencia, especialmente de aquellos que deberían ser sus representantes.
Así, se presenta una disyuntiva crucial, ¿Podrán PRI, PAN y Movimiento Ciudadano trascender las viejas prácticas y poner al país por encima de sus intereses de grupo? O, ¿serán simplemente peones de una estrategia que, bajo el disfraz de modernidad, sigue apostando por lo mismo que tanto daño le ha hecho a México?, quizás lo que más temen no sea perder el poder, sino perder el voto de aquellos que, finalmente, buscan un cambio real y profundo.