Por: El Abogado del Diablo

Corría el 10 de noviembre de 2000 y se tensaba la elección de Estados Unidos, George Bush se declaraba ganador y su competidor Al Gore le exigía que no cantara victoria, efectivamente faltaba un tramo largo por recorrer para que Bush asumiera finalmente como lo hizo, el mandato americano.

Bush el 8 de noviembre fue declarado como ganador (como hoy Biden) por los votos que contaron hasta ese momento, pero a partir de esa noche, como la de hace días de Trump, la tensión creció y se debió esperar mucho más para definir al Presidente electo.

La Suprema Corte negó el recuento que Al Gore exigía y con ello, se cerró la posibilidad para que revirtiera decisión.

Quizá por eso, basado en el poder que suele tener el Presidente en funciones es que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha decidido quedarse en la barda y no declarar ganador a Biden, el asunto no es cosa menor ya que se soslaya que ante los ojos del mundo esa Corte Americana es la más limpia de todo el orbe, no hay preferencias jamás en sus criterios y para prueba está que, aquel año de 2000 la votación para cerrarle el paso a Al Gore fue cerrada, 5 por el no abrir recuento y 4 por el ala que exigía abrir elección y con ello, posibilidad de revertir decisión de los ciudadanos.

Se dice con insistencia que Trump podría llevar o llevará hasta el Tribunal Supremo, la máxima instancia del país y donde actualmente hay seis jueces conservadores y tres progresivas su litigio post electoral.

Trump ha conseguido nombrar a tres magistrados para el Tribunal Supremo: Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barret. Estos dos últimos formaban parte del equipo de abogados que representó a Bush en el litigio contra Al Gore, por lo que algunos analistas apuntan a un escenario favorable para el actual gobernante.

Veremos cómo termina esta elección que ya por sí misma es histórica, sólo esperando que AMLO haya hecho lo correcto.