POR: DON MAQUI
En tiempos electorales, donde todo se mide en votos y cada palabra se convierte en metralla, el árbitro electoral ha tenido que calzarse las sandalias de Salomón, para no ser arrastrado por la marea de lodo que se avienta desde todos los frentes, esta semana, la Comisión de Quejas y Denuncias del INE resolvió que ni Movimiento Ciudadano, ni el PRI calumniaron al otro, pese a los espectaculares, spots y señalamientos que más que informar, parecen diseñados para devastar.
¿Fue el INE un nuevo Salomón que supo partir la verdad en dos para darle a cada quien su parte?, ¿O simplemente, ante la falta de pruebas irrefutables, prefirió no manchar más la ya manoseada cancha electoral?, porque si bien es cierto que ambos partidos dicen cosas ciertas (el PRI votó para proteger el fuero de Cuauhtémoc Blanco, y Álvarez Máynez fue acusado -aunque no sentenciado- de acoso), también es verdad que el fondo del asunto no es otro que el uso cínico de temas sensibles, como la violencia contra las mujeres, para sacar ventaja política.
El llamado que hicieron consejeros como Claudia Zavala y Arturo Castillo, no puede pasar desapercibido: la politización del dolor ajeno degrada no sólo la política, sino también la causa legítima de quienes sí sufren violencia real, cambiar la denuncia social en munición electoral convierte a la justicia en un arma de uso discrecional, que se dispara no en nombre de las víctimas, sino de la conveniencia del momento.
En este pleito de vecindad entre MC y PRI, el INE optó por el mínimo común denominador: si no hay pruebas contundentes de falsedad o de calumnia, no habrá censura, y si bien eso puede sonar equilibrado, también deja un sabor amargo: ¿Hasta qué punto la “verdad jurídica” protege, pero la “verdad moral” se hunde en el lodazal de la politiquería?.
Al final, los espectaculares seguirán colgados, los videos seguirán circulando, y las verdaderas víctimas de acoso y violencia verán cómo su dolor se usa como un simple recurso de campaña, eso, en cualquier lógica maquiavélica, no es justicia: es una instrumentalización de la justicia al servicio del poder.
Y ya sabemos, estimados lectores de El Rincón de Maquiavelo: donde la justicia se convierte en herramienta política, la verdadera derrota es para la sociedad.