Por: Guadalupe Rodríguez Martínez, diputada local.

“El espíritu del guerrero no se queja de nada, porque no nació para ganar o perder. Nació para luchar y cada batalla es la última que se libra en la luz de la tierra.”

Zeferino Juárez Mata un guerrero incansable, un ser consecuente, leal y entregado a la causa de los desposeídos. Su origen humilde le templó como acero su consciencia de clase. Desde joven sus inquietudes las orientó a apoyar a la gente en sus más sentidas necesidades.

Allá por los años 70’, Zeferino y su servidora coincidimos inmersos en las tareas de gestión y organización del movimiento social urbano-popular de Nuevo León. El panorama era árido, difícil y de perspectivas poco esperanzadoras frente a un gobierno cerrado, hostil y represivo. Pero, por otro lado, “las masas”, como llamábamos a la gente, estaban decididas a conquistar un mejor futuro al precio que fuera. No tenían nada que perder, porque la pobreza les negó cualquier forma digna de vivir.

En 1976, ante el crecimiento imparable de las organizaciones autónomas de nuestro movimiento, se fundó el Frente Popular “Tierra y Libertad”, siendo Zeferino uno de los dirigentes fundamentales en su consolidación. El FPTyL aglutinó agrupaciones desde posesionarios, colonos, inquilinos, comerciantes, choferes, campesinos, profesionistas, estudiantes, maestros y las tareas que se desprenden de cada organización requerían de gestiones ante autoridades, juntas de coordinación, trabajos colectivos y, sobre todo, aplicar la Línea de Masas de ser alumnos antes de ser maestros; es decir, predicar con el ejemplo.

Así con Zeferino construimos en 1980 la CONAMUP (Coordinadora Nacional de Movimientos Urbano Populares), la cual aglutinó a más de cien organizaciones independientes del país, entre ellas los Comités de Defensa Popular de Chihuahua, de Durango y de la Huasteca veracruzana y potosina.

En 1986, en Managua, Nicaragua, después del triunfo de la Revolución Sandinista, Zeferino fue parte de la comitiva mexicana del MUP que participó en la constitución de la FCOC (Frente Continental de Organizaciones Comunales de América Latina y del Caribe).

Pieza fundamental fue Zeferino en 1990 en la fundación del Partido del Trabajo a nivel estatal y nacional. Luego, en la trinchera electoral logró representaciones populares como regidor en Monterrey y Guadalupe y por dos ocasiones obtuvo un escaño en el Congreso del Estado.

Su afán de crecimiento personal lo llevó a concluir la carrera de Derecho y una Maestría en medio de mil batallas. Las múltiples movilizaciones, represiones, amenazas y persecuciones, con su saldo de muertos y heridos, no mermaron el espíritu rebelde ni la firme convicción de salir adelante del compañero Zeferino, quien siempre demostró una férrea decisión y firme convicción por las luchas del pueblo trabajador y por los desposeídos.

La sencillez fue parte inherente a su liderazgo, aquel que siempre escucha y resuelve las demandas de la población. Zeferino y yo hicimos una muy buena mancuerna, sobre todo cuando se requería acción. Recuerdo cuando la colonia Topo Chico estaba infectada de tugurios ilegales, donde los señores dejaban su raya y dejaban a la familia sin alimento. Ante la indiferencia de las autoridades, nos decidimos a clausurar por la mano del pueblo cantina por cantina, más de 100 en número, las cerramos y vertimos los líquidos.

Más de un enfrentamiento sostuvimos cuerpo a cuerpo con la policía en defensa de una colonia, de una escuela, de un dispensario y de servicios de agua y luz. La cárcel fue otro espacio que nos tocó cuando no lo pudimos evitar.

En medio de estas “situaciones cotidianas” por el derecho de la gente a tener una vida digna, los logros de la lucha se multiplicaron por muchos, entre estos contamos con la autoconstrucción y gestión de más de 150 planteles de diferentes niveles de educación básica y técnica. Zeferino nos acompañó en la fundación de los Centros de Desarrollo Infantil, de las Escuelas de Artes y Oficios, de la Preparatoria Técnica Gral. Emiliano Zapata, de la Universidad Emiliano Zapata y uno de los grandes logros donde ‘Zefe’ estuvo desde el principio, fue en la apertura del Hospital Tierra y Libertad, hoy Hospital Covid.

‘Zefe’ no es una leyenda. Zeferino fue un luchador social nato, que forjó parte de la historia de nuestro Estado, al promover la transformación y el bienestar de miles de familias pobres. En memoria de Zeferino Juárez Mata desde aquí le decimos: “la bandera que dejaste, ya la tengo aquí en mis manos, querido revolucionario”.

Monterrey, Nuevo León, a 16 de febrero del 2021.