Además de los inevitables efectos en materia de pérdida de vidas, salud, y una dañina secuela en el quehacer económico nacional, la pandemia del SARS-COV2(Covid-19) en México, también tendrá un impacto político y electoral inevitable.
Ciertamente tienen razón los que afirman que dependerá del manejo que den a la crisis sanitaria primero y económica enseguida, los gobernantes emanados de los distintos partidos o coaliciones, lo que se traducirá en el costo político (positivo o negativo) que se reflejará necesariamente en los resultados electorales de 2021.
Y mientras muchos analistas evalúan a los diversos actores políticos y afinan pronósticos para la contienda electoral, hay algunos aspectos, no menos importantes, que deben atenderse para que la voluntad general pueda expresarse el año entrante cuando ya estaremos en eso que se ha dado en llamar la “nueva realidad”.
Nos referimos desde luego a los procedimientos electorales.
Ya ocurrió en estos meses la suspensión y/o posposición de los comicios locales en Coahuila e Hidalgo,mediante un acuerdo del Consejo General del INE, que a pesar de lo bien intencionado y de las justificaciones aludidas, ha dejado un caudal de cuestionamientos jurídicos.
No hay que olvidar que el año entrante tendrán lugar las elecciones más complejas en la historia del país, simplemente por su magnitud, ya que habrá un proceso electoral federal, para renovar la Cámara de Diputados al Congreso de la Unión y en forma simultánea 32 procesos electorales locales concurrentes, estando en disputa alrededor de tres mil quinientos cargos de elección popular.
En quince estados serán electos gobernadores, diputados locales y ayuntamientos (Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas); en once entidades federativas se renovarán congresos y ayuntamientos (Ciudad de México (alcaldías), Chiapas, estado de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Oaxaca, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán); en 3 solamente se elegirán ayuntamientos (Coahuila, Quintana Roo y Tamaulipas); y en los 3 restantes (Aguascalientes, Durango e Hidalgo) sólo se votará por diputados locales.
Más de noventa y cinco millones de ciudadanos inscritos en el padrón electoral estarán en posibilidad de emitir su voto. Un número muy importante de ciudadanos deberá actuar como funcionarios electorales de los organismos federales, locales y mesas directivas de casilla.
Los partidos políticos tendrán que reclutar verdaderos ejércitos de militantes tanto para las candidaturas como para ejercer como representantes en los diversos niveles electorales.
Pero más allá de lo que tiene que ver estrictamente con los procesos, los cargos a elegir, los integrantes de los organismos electorales y la representación partidista, se debe tener en cuenta que el país estará ya inmerso en la llamada “nueva realidad” generada por la actual pandemia y que según se dice llegó para quedarse una buena temporada.
Todo proceso electoral implica un complejo conjunto de actividades de los actores políticos y de los responsables de la conducción electoral, así que los tumultos en las campañas y en la preparación y desarrollo de las elecciones y aún las actividades posteriores, son inevitables pero a la vez, incompatibles con esa nueva realidad en la que el feroz virus seguirá siendo un ente omnipresente con su secuela de enfermedad, miedo y muerte.
A lo anterior habrá que agregar que por mandato de la Constitución general ya no será factible introducir reformas a la legislación electoral aplicable, es decir que no se podrán introducir nuevas formas o métodos para la captación del voto ciudadano, amén de carecer de los elementos tecnológicos para un nuevo sistema de votación.
Así mientras los partidos políticos deberán innovar estrategias y tácticas para su proselitismo, las autoridades electorales deberán encontrar como realizar los procedimientos que garanticen la efectividad del voto y que cumplan a la vez las reglas que exige la “nueva realidad”.
Se requiere de mucha creatividad, disposición al diálogo, capacidad de consenso, para lograr acuerdos sobre procedimientos prácticos que sin una reforma a la normatividad electoral, permitan el desarrollo de las elecciones cumpliendo con esos dos factores básicos: que se observen las medidas preventivas de la “nueva realidad” y que se garantice el pleno ejercicio del derecho y obligación de votar.
¿Qué medidas podrán implementarse para ello? Independientemente de hacer un análisis más profundo sobre este tema, se considera que algunos de los aspectos indispensables serían evitar la aglomeración de personas, tanto en las actividades de proselitismo y organización de campañas, como en los procedimientos electorales de reclutamiento y capacitación de funcionarios de casilla, así como una redistribución de la ubicación de cada casilla e incluso la probable asignación de horarios para votar que permitan atender a todos los ciudadanos sin las aglomeraciones que se dan en horas pico durante las jornadas electorales.
Es un verdadero reto el que se enfrentará y por ello este es un tema que desde ahora debe irse ventilando en los organismos electorales y al interior de las organizaciones políticas.
La posibilidad de tomar acuerdos sin hacer reformas legales es posible. Ya se hizo en Nuevo León en 1991, en las elecciones de gobernador. Aún la comisión Estatal Electoral no se “ciudadanizaba” y sin embargo, ante la imposibilidad de reformar la Ley Electoral del Estado (“Ley Fraude” según algunos) fue posible construir consensos entre los partidos políticos contendientes para aplicar algunas acciones que dieran mayor certidumbre al proceso comicial, aquellos acuerdos fueron conocidos como “Los 21 puntos”…
Aspectos electorales que pueden afectarse por la “nueva realidad”
Precampañas y Campañas
Celebración de reuniones o mítines entre ellos los cierres de campaña.
Registro de candidaturas
Recolección de firmas para candidaturas independientes
Capacitación Electoral
Propaganda (Utilitarios)
Propaganda gubernamental
Ubicación de Casillas (Centros de Votación)
Cantidad de Casillas
Votación
Escrutinio y Cómputo en Casillas
Cómputos Electorales