Vaya que la ahora tricolor Karina Barrón si está dispuesta a todo por cumplir el acuerdo por el que llegó al PRI, buscar de todas las maneras posibles frenar (lo que se ve imposible) ascenso meteórico de Luis Donaldo Colosio Riojas a la silla que dejará vacía Adrián de la Garza.
Ha perdido todo el pudor y recato que debería de guardar en estos años y se ha lanzado de manera abierta a su misión, buenos dividendos le deben dejar esa apuesta que la convierte en una mujer que perdió los escrúpulos políticos y va en busca de cumplir anhelos de personajes que se aferran a llegar al poder aún y que las encuestas los ubican casi desahuciados.
Pero esta vez no solo declara en contra de Luis Donaldo Colosio o Samuel García.
No señores, esta ocasión va más allá, cual mercancía en venta, avisa que sus diez mil afiliados que ella misma ingresó (donde empieza a configurarse un posible ilícito con su confesión) a Movimiento Ciudadano, “renunciarán” a ese partido para incorporarse al PRI, que es su nueva casa.
La señora Barrón Perales pierde de vista un pequeño detalle, ya no son los tiempos del corporativismo descarado, ya no son los días del mercadeo de los votos abiertamente, ya no son los días que las credenciales se usaban como moneda de cambio de manera abierta (como parece ahora lo hará Barrón), los tiempos han evolucionado de tal manera que la Fiscalía especializada en delitos electorales tiene en sus manos facultades de fiscalizar movimientos extraños como este.
Así han investigado de oficio muchos actos de funcionarios públicos que están en vías de cometer ilícitos electorales.
Ejemplos de donde podría encuadrar la actividad de Karina Barrón son muchos, bastaría que los de Movimiento Ciudadano oprimieran un botón y exigieran una auditoría a su propio padrón antes de las supuestas renuncias masivas de los 10 mil que anuncia Barrón para que se indagara cómo llegaron a formar parte de ese Instituto Político, quién los llevó, quién los afilió, cómo los trasladaron para su adhesión, si fue a cambio de alguna dádiva, si se les ofreció algo para estampar su firma, si en realidad fueron ellos quienes se afiliaron de manera directa y más aún, si firmaron en realidad una solicitud voluntariamente.
Bastaría que leyeran el catálogo de delitos electorales y encontrarían tres hipótesis (por lo menos) en que se encuentra Barrón Perales en este preciso instante, si tienen dudas les comentamos algunas:
Que preste algún servicio a algún partido político a través de sus subordinados en tiempos y con recursos públicos (la diputada dispone de ellos a través de bonos de gestoría y otros beneficios a que tiene acceso por su cargo).
Recoger la credencial de votar en cualquier tiempo, es evidente que habrá que indagar sobre esta práctica para arribar a la conclusión de la afiliación masiva y por tanto usando el documento oficial para ello, en beneficio de MC antes y ahora del PRI.
El más evidente es que podría estar ejerciendo coacción en aquellos afiliados a MC que ven en ella un aporto de gobierno, es claro que el temor de perder las dádivas de la diputada puede orillar a la gente que usa como mercancía a sentirse obligados a cambiarse de afiliación por presiones de la propia diputada.
Sin olvidar por supuesto que este acto de la diputada podría ser “equiparable” al delito de #TurismoElectoral ya que se cumplen algunas condicionantes de la tipicidad de ese ilícito, ya que la finalidad del mismo, es hacer un cambio, en este caso, de partido de manera dolosa para beneficio premeditado de algún candidato o candidata, lo anterior es así, porque es evidente que no es un acto voluntario e individual, si no, más bien al parecer orquestado por la ex panista Barrón.
Todo lo anterior podría ser sujeto a investigación por parte de la autoridad competente para ello, parece que la diputada fue demasiado lejos en su afán de quedar bien con el #PRI y podría pagar caras las consecuencias si algún “valiente” y “desinteresado” ciudadano pone en denuncia pública ante Fiscalía Especializada en Delitos Electorales la actuación de Karina Barrón.
Ojalá que suceda para que se siente un precedente en la vida pública de Nuevo León, que no se pueda utilizar nunca más a las personas como hoy lo hace la legisladora tricolor: como mercancía de mercado que las cambias y vendes a tu antojo con el mejor postor, que quede evidenciado el uso faccioso y clientelar de esa acción y que se sancione con el rigor necesario a cuantos participen en estas prácticas deleznables en esta época.
Por el bien de todos, incluyendo la propia diputada, ojalá que se tomen cartas en el asunto y se sancione el posible ilícito que se está fraguando para beneficiar electoralmente y contra la ley una candidatura futura.
Que así sea.