
POR: DON MAQUI
La política, como el buen ajedrez, tiene sus movimientos calculados y sus sacrificios, esta noche, Claudia Sheinbaum se presentó ante la nación, no solo como la Presidenta de México, sino como la defensora de la soberanía nacional, en un escenario donde las amenazas internacionales, especialmente las de un tirano como Donald #Trump, han dejado a la nación al borde de una tormenta económica.
La Jefa de Gobierno, en su discurso grabado y difundido por las plataformas digitales, pintó el panorama de una lucha ardua, pero necesaria, contra la injusticia que se cierne sobre su país.
Sheinbaum se mostró perpleja ante la decisión de Estados Unidos de imponer aranceles a los productos mexicanos, una medida que, a su juicio, es innecesaria y perjudicial tanto para México como para los propios estadounidenses, a pesar de los esfuerzos diplomáticos que su Gobierno y el de Trump habían mantenido en alto nivel, la imposición de estos aranceles aparece como una agresión que ignora los acuerdos previos y los entendimientos alcanzados.
“No entendemos por qué esta medida”, dijo, señalando la contradicción entre las conversaciones previas y el golpe económico que ahora se les da a los mexicanos.
Pero lo más significativo de su intervención no es sólo la denuncia de la imposición arbitraria de tarifas, sino su firme postura de defensa ante lo que considera una violación a la soberanía nacional, en su discurso, Sheinbaum dejó claro que no se arrodillará ante las presiones de un Presidente estadounidense que, como un tirano, busca doblegar la voluntad de una nación que ha sido históricamente elogiada por su dignidad y su lucha por la independencia.
México, en sus palabras, no es una nación a la que se le impongan decisiones unilaterales, es, ante todo, un país libre, orgulloso y soberano.
La convocatoria al #Zócalo de la Ciudad de México no es sólo una reunión para discutir estrategias de resistencia; es un acto simbólico de unidad nacional, un llamado a la acción colectiva frente a las embestidas externas, en el centro del poder, en ese espacio histórico que ha sido testigo de tantas luchas, Sheinbaum invita a los mexicanos a plantarse juntos y enfrentar las amenazas.
“Juntas y juntos, saldremos adelante”, afirmó, incitando a su pueblo a no rendirse, a no aceptar el destino que otros quieren imponer.
En esta nueva página de la novela política, Sheinbaum se posiciona como la guardiana de los intereses de México, luchando contra la voluntad imperialista de un gobierno extranjero que no entiende el significado de la soberanía ni el valor del diálogo genuino.
La política exterior de su gobierno, entonces, no se reduce a simples negociaciones; es una constante reafirmación de la identidad y los derechos de un pueblo que se niega a ser subyugado por la tiranía del exterior, la batalla, al parecer, apenas comienza, y el resultado podría reescribir las reglas del juego entre México y su vecino del norte.