
POR: DON MAQUI
Carlos de la Fuente, Coordinador del PAN en el Congreso, nos ofrece una lección interesante sobre los dilemas éticos y estratégicos en la política mexicana, lo que comenzó como un ferviente y agresivo ataque contra Samuel García, el gobernador de Nuevo León, ha dado paso a un comportamiento que bien podría calificarse como una metamorfosis, de crítico feroz a peón de un gobierno que antes descalificaba, lo mismo sucede con su relación con Mike Flores, el coordinador de los diputados de Movimiento Ciudadano, lo que al principio fue una amenaza abierta “con Mike no habrá diálogo” hoy parece una declaración vacía, pues ahora De la Fuente se ha convertido en un aliado tácito de Flores, promoviendo su figura como un gran operador político.
Este cambio abrupto en la postura de De la Fuente, uno de los políticos más reconocidos del PAN, nos revela la verdadera naturaleza de las negociaciones políticas en México, si algo está claro, es que en este terreno, la dignidad se paga a un precio muy alto, no se trata ya de un cambio estratégico, sino de una caída libre en lo más bajo de la política pragmática, donde los principios son solo una moneda de cambio.
De la Fuente ha enterrado las hachas de guerra y lo ha hecho con tal destreza que ha sido capaz de declarar que no habrá juicio político contra el gobernador García, de la misma forma, ha decidido bajar los tambores de guerra y promover un entendimiento con quien antes consideraba su enemigo, pero ¿Qué ha ganado con esto?, la pregunta es válida, porque la política, tal como nos la muestran estos movimientos, no se rige por ideales ni lealtades, sino por el peso de las negociaciones, si la lógica del poder impone que para llegar a acuerdos se debe sacrificar la moral, entonces estamos ante un político dispuesto a pagar el precio de la humillación con tal de conseguir sus fines.
En el caso de De la Fuente, podemos concluir que la política mexicana es un tablero de ajedrez donde los peones pueden cambiar de bando, pero siempre con un precio, es cierto, la política es un campo donde la negociación y el pragmatismo prevalecen, pero ¿a qué costo?, tal vez el verdadero precio de la política en México sea, precisamente, perder la dignidad en aras de obtener una victoria que, al final, no siempre justifica el sacrificio.
Carlos de la Fuente no solo ha mostrado su capacidad de adaptación, sino que también ha puesto de manifiesto una de las grandes paradojas de la política, la flexibilidad de principios en favor de objetivos concretos, sin embargo, lo que más sorprende es que, aunque todos sabemos que los políticos pueden cambiar de rumbo, no deja de resultar alarmante ver hasta dónde puede llegar la ambición por el poder, en este caso, De la Fuente nos muestra que en la política no todo tiene un precio, pero la dignidad, al parecer, sí.