La historia de Daniel Bramble, un saltador de longitud británico, comienza como tantas otras, al principio de la pandemia del Covid-19. Tras participar en la primera ronda de los Campeonatos de atletismo británicos, su preparación para los Juegos Olímpicos se vio perjudicada de manera que ya no podía entrenar ni salir del confinamiento.

Bramble cuenta que durante el confinamiento apenas y tenía algo que hacer, pues estaba encerrado en su casa en Londres, donde no podía hacer nada más que dormir y jugar videojuegos. ‘’Necesitaba un trabajo, porque me pasaba el día jugando a la Play Station y durmiendo. Tenía que salir de y estar activo’’.

Ante la adversidad, buscó entre las ofertas de empleo en el periódico y encontró una en Amazon. Con condiciones bastante duras, pero que le ayudarían a mejorar su estabilidad económica.

Y es que el atleta estaba a meses de poder ir a Tokio sin una sola ayuda. Ni del Gobierno ni de patrocinadores. En 2017, cuando sus resultados fueron afectados por una lesión, el Gobierno le retiró las becas. En 2018 fue Nike quien le cortó sus aspiraciones tras más de dos años patrocinándolo.

“La primera semana fue terrible, andaba al día diez o doce kilómetros. Cargando cajas muy pesadas por todo Londres. En total repartía unos 150 paquetes diarios. Una locura. Por las noches estaba tan cansado que no hacía nada más”.

Sin embargo, Daniel Bramble decidió publicar su historia a través de Twitter, lo que provocó que, en cuestión de horas se hiciera viral, e inició una campaña de recaudación de fondos para recibir adeptos y así cumplir con su sueño. Poco a poco se fue completando hasta que la cadena de ropa Gymshark aportó los 9.000 euros que faltaban para llegar al objetivo.

“Me explotó la cabeza al verlo. Ha sido el mejor regalo de cumpleaños de mi vida, con permiso de los de mi madre”, bromea ahora Bramble.

Después de tanta adversidad y una larga lucha de trabajo, ahora cuenta con un nuevo entrenador y ultima los detalles para su debut olímpico. Ya no tendrá que subir edificios gigantescos sin ascensor. Ya se podrá dedicar por completo a su sueño.

“Creo que la gente de la federación británica designa las becas en torno a datos y resultados. Cuánto saltas, cuál es tu edad… Pero no tiene en cuenta otros factores como una lesión o un problema personal que te afecte fuera de la pista. No se piensa en los factores humanos. Hay que cambiar eso”, afirmó.